El rescate en camino (Parte 1)

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Era de noche y los juguetes estaban fuera del cuarto de Carolina con un solo propósito: rescatar a Verde.
Pero había dos caminos, y no saben por cuál ir.

- ¿Y ahora qué? - preguntó Carlos el carro de juguete.

- Tenemos que elegir dos caminos. Por tierra: yendo por el pasillo y entrando por la puerta. O por arriba: atravesando el baño y entrando por ventilación. - dijo Tigresito ya habiendo examinado los dos caminos.

- ¿Por tierra no? La ventilación está muy sucia y ensuciarme no está de 10. - mencionó la delicada Flor.

- Por tierra corremos el peligro de encontrarnos con el dragón blanco. - dijo el jefe con inteligencia.

- Pero yo soy grande, jefe. No me será tan fácil escalar y entrar por ventilación. - dijo Pancho.

- Eso puede ser cierto, de todas formas Carlos es rápido. Podríamos llegar antes de toparnos con el dragón. - solucionó el líder - Pancho dame la llave del cuarto de Pablo.

- Si, ehhh....

- Pancho, dame la llave.

- Emhh... Voy, pero...

- No me digas que no la tienes.

- Ehh... No.

- ¡Pancho!

- Se me olvidó. - confesó Pancho penosamente.

- ¡Ay no! Ahora por tu culpa toda mi ropa se ensuciará. - se quejó Flor la barbie.

- Pancho acércate. - ordenó Tigresito.

- No jefe...

- Vamos, ven. Agáchate.

- Pero jefe...

- ¡Nada!

Pancho se acercó a Tigresito y se agachó como él pidió.

- ¡TOMA! Por andar de distraído.

- ¡Ow!

Tigresito le había pegado un sopapo en la cabeza.

- ¡Jajaja! Por sope. - Se rió Carlos.

Pancho se limitó a fulminarle con la mirada.

- Bueno no tenemos mas remedio que la segunda opción. - dijo Tigresito. - Bien, todos arriba de Carlos. Carlitos, llévanos al baño por favor.

- A la orden jefe.

Flor y Tigresito se subieron arriba de Carlos el carrito, pero Pancho no cabía, no era un carro tan grande. Tuvo que caminar, o mejor dicho correr.

- ¡Espérenme!

Pancho no corría muy rápido que digamos.

Llegaron al baño, estaba menos oscuro que las otras personas de la casa, tenía un tragaluz. En una de las paredes, muy arriba, se encontraba la rendija de la ventilación. Tenían que llegar allá.

- ¿Cómo llegaremos hasta allá? - preguntó pancho desconfiado.

- Pues Carlos no batallará mucho, él tiene unos neumáticos especiales que al quitarles la primera capa de plástico son pegajosas y puede subir por la pared sin problemas. - dijo tigresito.

- El carro araña, el carro araña... - canturreó Carlos.

- Osea, ¿y nosotros qué? - preguntó Flor.

- Tendremos que escalar. - dijo el jefe en tono normal.

- ¿No me puedo subir en Carlos y ya?

- No, él no tiene cinturones de seguridad, te caerías.

- ¡Ash! ¡No quiero arruinar mi ropa!

- Te aguantas - ordenó el líder.

- ¿Por donde escalamos? - preguntó Pancho con miedo.

Cerca de la rendija, abajo, estaba el lavabo con un espejo un poco más arriba. El espejo tenía una pequeña plataforma para poner joyería u otras cosas pequeñas. Tigresito apuntó en esa dirección.

- Por allí.

- Imposible... - Pancho tenía una expresión de "Imposible" en el rostro.

- Tranquilo Pancho. - Tigresito le dio una palmada en la espalda - además traigo una soga.

Eso no le ayudaba mucho.

Tigresito lanzó su soga con un clip con forma de gancho en el extremo para que se atorara en la orilla del lavabo y así poder subir.

Fueron subiendo poco a poco por la soga, primero Tigresito seguido de Flor y al último Pancho.

Mientras tanto Carlos subía por la pared lentamente con sus ruedas especiales, y seguía cantando.

- El carro araña. ¡El carro araña!

La Mafia De Los PeluchesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora