Tigresito y los demás estaban buscando a Verde, preguntando por si alguien lo había visto. Estaban cerca del ring de lucha, donde varios juguetes animaban a sus diferentes luchadores de su preferencia. No estaban asustados, ya se encontraban acostumbrados a ese tipo de cosas rudas al ser una mafia. Aunque mas bien era un grupo del que no sabías si era una Mafia, Ejército u Organización. Pero no le tomaban mucha importancia.Mientras pasaban por ahí, una barbie saludó desde lejos a Flor. Era la amiga de la que hablaban.
No era lo que se imaginaban los demás, Pancho no la conocía en persona pero sabía de ella, Carlos tampoco. Sólo Tigresito y Flor la habían visto. Se vestía diferente a lo que habían contemplado. Tenía un pantalón camuflajeado del ejército y una camiseta de tirantes negra, además de un gorro y unas botas. Tenía el cabello negro.
Flor al verla no se contuvo de hacerle un comentario.- ¡Rosa! ¿Pero qué te pasó? ¿Por qué estás vestida con algo tan... Pasado de moda? Por no decir horrible.
- Ay Flor, tan linda como siempre. - le dijo Rosa con una sonrisa.
- Claro. - dijo ella.
- Bueno, al vivir en el cuarto de un niño, uno no se puede seguir vistiendo como diva ¿sabes? - le dijo Rosa. Después se volteó para saludar a Tigresito.
- ¡Tigresito! -exclamó dándole un abrazo.
- Rosa - dijo el jefe sonriendo. - Me gusta tu cambio de look, te va muy bien. Tu nunca fuiste como Flor, siempre fuiste más ruda.
- ¡Ay gracias! Bueno, ¿qué les trae por aquí? - preguntó ella con curiosidad.
- Pues déjame explicarte bonita, el dragón blanco se llevó a Verde uno de nuestros amigos y al parecer dio a parar aquí. - explicó Carlos.
- ¡Pero que desgracia! ¿cómo es su amigo? Igual les ayudo a buscarlo, conozco este lugar como la palma de mi mano. - En ese momento una mujer pulpo pasó al lado de Rosa chocándole muy fuerte. La mujer con una muy mala cara y sin detenerse con una voz rasposa le dijo:
- ¡muévete estorbo!
- ¡fíjate inútil!... ¿qué? ¿Tienes algún problema? - le reclamó Rosa con aire violento.
- ¡chiquilla payasa! - le dijo la mujer
- ¡Ven y dímelo en mi cara! tentáculos de segunda...
Después de el pequeño espectáculo Pancho y Carlos estaban sorprendidos, aunque de diferente manera. Carlos estaba fascinado mientras que Pancho estaba horrorizado, ya que odiaba la violencia. Tigresito solo se límitaba a sonreír.
- Jaja no has cambiado nada. - le dijo Tigresito a Rosa.
- Como en los viejos tiempos ¿eh? - respondió con una sonrisa.- ¿continuamos?
- ¡Ash si! porque ya me quiero ir que este lugar es horrible. - se quejó Flor.
- Un momento, ¿viejos tiempos? ¿a qué se refiere jefe? ¿estuvo en un lugar como este? - Carlos entusiasmado no paraba de hacer preguntas.
- Luego te contaré chico. - Y dicho esto el líder empezaron a andar.
No mucho después un dúo de juguetes, un pingüino de hule y un negrito de plástico se les acercaron apurados y dijeron:
- ¿Ustedes son amigos de Verde el oso? - preguntó el pingüino.
- Si, ¿por qué? ¿saben dónde está? - preguntó Carlos ansioso.
- Si. Los bravucones Max Steel lo tienen. Lo ofendieron y el se quiso defender pero no tuvo mucha suerte, ahora lo tienen de juguetito.
- Ese chico no para demeterse en problemas... ¡Llévanos con él! - pidió Tigresito y empezaron a seguir a los dos juguetes.
Llegaron a un rincón debajo de una mesita donde los Max Steel se divertían con Verde atado a un círculo que giraba mientras le tiraban alfileres. Verde solo gritaba amenazas al azar mientras temía por su vida.
- ¡Pobre nene! ¡lo van a desfelpar al chiquillo! - exclamó el negrito de plástico.
- Mira que si tenemos que pelear cuenta conmigo jefe.- le dijo Rosa guiñándole un ojo.
- Gracias Rosita pero de esta me encargo yo. - dijo él confiado.
Tigresito se acercó al grupo de 4 Max Stell y elevando el pecho dijo firme, cofiado, y con un aire de desafío.
- ¿Como que lo bajas no?
- ¿Quién lo dice? - preguntó el que parecía ser el jefe.
- ¿No me conoces? ¡Pero si somos vecinos!
Verde en cuanto vio a su líder se le iluminaron los ojos.
El chico se quedó confuso por un tiempo hasta que uno de sus compañeros se acercó y le susurró:
- Es Tigresito, el jefe de la mafia Felpa Sangrienta.
En ese instante varios de los alrededores que presenciaban el maltrato de Verde tuvieron miedo, pues Tigresito tenía su fama, y no era muy buena.
- ¡Oh Tigresito! ¿A qué se debe tu visita? - dijo el chico con una sonrisa en la boca.
- Pasa que tienes a uno de los míos ahí.
- ¡Oh! No sabía nada. ¿Alguno de ustedes lo sabía chicos?
Todos negaron con la cabeza, solo un juguetito feo y chiquito levantó la mano.
- Sáquenlo de aquí. - Y los demás muñecos se lo llevaron. - Repito, ¿alguien lo sabía?
Todos negaron con la cabeza.
- ¿Ves? Nadie sabía nada. Lo siento Tigresito.
Tigresito puso los ojos en blanco.
- Bien, pero suéltalo. Ahora. - ordenó.
- Uff, ahí hay un problema. Pasa que no quiero soltarlo, ¿qué vas a hacer?
- No me obligues a hacer cosas que no quiero.
- ¿Qué me puede hacer un minino? - dijo el muñeco en forma burlona.
- Estás en terreno peligroso chico. Voy a bajarlo de todas formas.
- A mi me parece que no.
- ¿Quién dijo que necesito tu permiso?
Y al instante los cuatro Max Steel lo rodearon, no tenía escapatoria.
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La Mafia De Los Peluches
AdventureLos peluches pueden parecer bonitos, pero que no te engañen, no todos son buenos y tiernos como parecen. Por lo menos los de Carolina no lo son, ella a pesar de tener 14 años aún conserva sus juguetes de la infancia, pero cuando ella no está sus pel...