Parte 9

17.7K 801 60
                                    

El destino, la vida o como quieran llamarle siempre tiene formas muy inusuales de mostrarte que la nada lo es todo; que lo bueno a veces es malo y viceversa y que por más reglas y límites que nos pongamos siempre hay una persona que los rompe. Que acaba con cada muralla y trampa que ha sido puesta a nuestro alrededor para poder protegernos. Alguien o algo me está dando un fuerte mensaje al mandar a Natalia en mi camino. Con su aleatoria forma de ser ha hecho que me enoje, que me sienta tranquila, que tenga miedo, que me sienta insegura y lo peor, ha hecho que sienta celos de mi propia hermana.
Verlas interactuando fue maravilloso porque ambas me importan, quería que se agradaran pero al ver lo bien que compenetraron supe que si Nat eligiera entre ella y yo, llevo las de perder. Jade es todo lo que yo nunca seré y puede darle a Natalia lo que yo nunca podré. Sí, algo me está pasando con Natalia y me emociona y me asusta porque nunca me he sentido así. Nunca he tenido las ganas de besar sin cesar a alguien o de querer sentir su piel sobre la mía. Nunca he necesitado a nadie y creí que siempre sería así pero ella llegó y lo arruinó todo.
Mi maravilloso plan de cerrar todo de mí, a todo el mundo se vino abajo cuando  sus tonterias y su espontaneidad se hicieron parte de mi día y parte de mi vida. No tiene el porte espectacular de una modelo pero tiene algo que me atrae a ella. La forma en que me ve, su tono de voz, sus lindos ojos verdes, su cabello castaño que siempre luce lindo cuando no tiene la puta gorra puesta. Tiene algo especial… ella es especial.
Lanzo el enésimo suspiro en los minutos que llevo viendo la ciudad a través del cristal. La vi dormir por un buen rato pero los pensamientos eran olas constantes golpeando cada parte de mi mente. Algo dentro de mí me dice que esto está catastróficamente mal, que no puedo llevar esto más lejos. No puedo involucrarme más con ella o no podré dar marcha atrás. No puedo, no debo, no es justo para ella. Le voy a romper el corazón, la voy a lastimar y juro que es lo último que quiero hacer. Ya me importa demasiado.
Pegué un brinco cuando sentí a alguien pegándose a mi espalda y unas suaves manos se cruzaron por mis caderas. Me relajé al sentir su suave perfume inundando mi espacio. Lentamente eché mi cabeza hacia atrás hasta que quedé recostada sobre su hombro. Nat posó sus labios sobre mi mejilla y los dejó ahí por varios segundos. Cerré los ojos y me dejé llevar por las miles de sensaciones que ella causa en mí.
-¿Estás bien?- Preguntó con tono conciliador.
-Hacía mucho tiempo que no me sentía así- respondí con honestidad.
-¿Bueno o malo?-
-Ambos- susurré. Dudó unos segundos, como meditando lo que diría, tanteando el terreno. Me abrazó un poco más fuerte. Nuestros cuerpos se amoldaban a la perfección y la sensación de sus pechos en mi espalda era única.
-¿Ya te dije que eres preciosa?- Sonreí.
-Un par de veces.-
-Debería decírtelo más a menudo- llevó su cara a mi cuello para hacer cosquillas con su nariz.
-No, Natalia- intenté zafarme pero no me lo permitió –estoy hablando en serio- amenacé.
-No me importa- una pequeña risilla escapó de mis labios mientras trataba fervientemente de alejarme de ella. En una de esas levanté mucho el hombro y le di un buen golpe en la cara. -¡Ouch!- Me soltó, rápidamente me giré y la vi sobando el área golpeada.
-Nat, lo siento tanto por eso no me gustan las cosquillas. No controlo mi cuerpo- se echó a reír.
-Lección aprendida- quité su mano y la remplacé por la mía.
-Lo siento- me puse de puntitas y besé su mejilla.
Bruscamente se agachó y me tomó de los muslos; la repentina acción hizo que soltara un pequeño grito. Me llevó hasta la cama, me tumbó y se puso sobre mí. Llevó su cabello a un lado para que no nos estorbara. Su bonita cara se veía resplandeciente. Una vez más mi mano llegó a su rostro para acariciar su pómulo. Esta vez no cerró los ojos y me veía fijamente con un esbozo de sonrisa.
-No me veas así- murmuré.
-¿Por qué?-
-Me da miedo pensar que puede ser un reflejo de mi mirada- incluso a mí me sorprendió la sinceridad con la que dije esa oración.
-¿Eso sería malo?-
-Sí, porque no hay manera en el mundo en que algo salga bien de esto- la vi negar.
-No quiero hablar de eso; no quiero futuros o planes. Sólo quiero que disfrutemos este momento mientras dure. Después pensaremos en lo demás- ella es demasiado. Sentí algunas lágrimas acumularse en mis ojos –no llores- pidió con cierta tristeza.
-No soy nadie, Nat. Soy sólo una…-
-No te atrevas a decirlo- cerró los ojos como conteniendo la frustración. –Eres una mujer con un enorme corazón. Eso es lo que eres, una mujer maravillosa- bajó la cabeza para besarme; de inmediato correspondí. –Me gustas muchísimo, Marina, con todo y tu bipolaridad- reí levemente sobre sus labios. Este tipo de cosas que dice hace que cada vez se haga más espacio en mis pensamientos. –No imaginas cuanto- regresó a su posición. Mi pulgar trazó sus deliciosos labios con mucha tranquilidad por varios segundos.
-Eres especial, Natasha. Tienes algo que hace que me saques de quicio como nadie en el mundo- rió –pero tienes algo que hace que confíe en ti como nunca lo he hecho.-
-No te lastimaría- dijo de inmediato intuyendo que el complemento de lo que dije sería que me asusta terriblemente eso. Porque lo hace, me aterra lo que me hace sentir. –Valoro muchísimo lo que me has mostrado de ti- le sonreí –oh, no me refiero a tu cuerpo, bueno, también eso- una sonora carcajada escapó de mis labios.
-Sí que sabes cómo quitarle tensión a la situación- una parte de mí quería que olvidara de lo que estábamos hablando pero no lo hizo.
-Quiero conocerte, Marina, quiero saber tu color favorito, tu película favorita y esas cosas que hacen que te conectes más a las personas. Quiero ver más allá de tu mal genio; quiero más de la Marina que vi ayer. La que me tenía babeando aún más.-
-Con una condición.-
-Lo que tú quieras- respondió de inmediato.
-Nunca vuelvas a usar una puta gorra o te la quitaré con todo, incluyendo la cabeza- la risa de Nat no se hizo esperar. Puede que esté cometiendo el error más grande pero también quiero saber más de ella.
-Me parece una condición justa.-
-¿Por qué la trajiste?-
-Quería hacerte enojar- dijo con naturalidad.
-Objetivo más que logrado- fruncí el ceño –y que bueno que no usaste la playera con los monos esos porque ahí sí hubiéramos tenido muchos problemas.-
-Esas amenazas ya no me dan tanto miedo- sonreí.
-Ya veremos- ahora fui yo quien levantó la cabeza y conecté nuestros labios. Comenzaba a ser natural, a ser espontáneo, como ella.
Salimos del trance cuando mi teléfono sonó. Caminé a la mesita de centro que hacía unos minutos movimos cuando Natalia me guiaba a la cama.
-¿Dónde mierda estás? Hace cuarenta minutos que terminó tu servicio- apenas contesté la voz de R retumbó.
-La hermana está aquí, no quiero salir y hacer un escándalo.-
-Mierda- susurró –está bien. Tendré que cancelar tu otro servicio.-
-Bien- no dije más y colgué. El rostro de Natalia cambió levemente. Me quedé contemplando su cuerpo pero mi enorme sorpresa fue que, a pesar de estar desnuda, ella me veía fijamente a los ojos.
-¿Quieres seguir haciendo esto?-
-Tengo que ayudar a mi hermana.-
-Hay opciones- negué.
-Ya platicamos de esto, Nat, no quiero discutir ahora.-
-Eso es una premisa- me acerqué a la cama una vez más para recostarme a su lado.
–Esta es mi realidad, mi forma de vida y la forma de darle a mi hermana lo que se merece, que no tenga carencias. Una vez que sepa que puede valerse por ella misma lo dejaré.-
Natalia se sentó ofuscada en el filo de la cama. Suspiré, mi realidad golpeaba de nuevo. Me acerqué a ella y comencé a besar la línea de su columna, desde la mitad de su espalda hasta llegar a su hombro.
-¿Dónde ha quedado el no quiero futuros o planes?- Sus hombros se hundieron un poco ante mis palabras.
-No quiero que estés en un lugar dónde no estás a gusto y haciendo algo que... no te gusta. Sé que te sientes con una enorme responsabilidad  con tu hermana pero podemos buscar algo en lo que no te expongas.-
-Llevó más tiempo del que me gustaría, cierto. No es lo que esperaba, cierto, pero como inmigrante que llegó aquí sin papeles y con las manos llenas de nada no me quedó de otra- quiso darse la vuelta para verme pero lo impedí. -Huí de mi país, como ya bien sabes, al llegar aquí me encontré a alguien que dijo que me ayudaría. Lo hizo pero no fue lo que esperaba. Acepté con tal de que no metieran a mi hermana en todo esto, por eso he seguido las reglas porque no quiero que se le acerquen.-
-Lo siento mucho.-
-Yo no, ella está a salvo y para bien o para mal te conocí- en segundos ya estaba debajo de ella con las manos sobre mi cabeza.
-Para bien o para mal, ¿eh?- asentí -muy graciosa.-
-Puedes llegar a ser un dolor de culo.-
-Lo dice el dolor de culo más grande que he conocido.-
-Eres muy desesperante, Nat, no sé si lo haces a próposito pero hay momentos en los que quiero matarte.-
-Tú también tienes momentos en los cuales me sacas tanto de quicio que quisiera comerte a besos- le sonreí. -Quién sabe, si sigues así quizá lo haga.-
-Quizá te deje que lo hagas- sonreímos antes de que ella bajara sus labios a los míos para un cálido beso que no duró tanto como hubiera querido.
-¿Quieres ir a comer?-
-Sí, por favor- me vio sorprendida -sí, conozco la expresión por favor y puedo ser amable.-
-Debería pedir un deseo- le di un golpe y me levanté de la cama, aventándola a un lado.
- Graciosilla-.
Me bajé de la cama para buscar mi ropa mientras que Nat me miraba con una gran sonrisa. Internamente tenia una gran lucha, una parte de mí se sentía feliz, eufórica, por lo que había pasado y lo que significaba, pero otra parte estaba muy preocupada y angustiada por el sufrimiento que nos podía causar a ambas, pero sobre todo a Natalia.
-¿Qué pasa?- Nat se había acercado hasta quedar sentada en la cama- te has quedado como congelada.
-Nada- sonreí- no quieras meterte en mi cabeza.-
-Créeme que algunas veces me gustaría hacerlo-me acerqué hasta quedar frente a ella y enseguida me rodeó con sus brazos dejando sus manos en mi trasero. Besé sus labios con una gran lentitud sonriendo entre besos al notar que ella me quería volver a subir en la cama.
-Creía que nos íbamos a vestir para ir a comer- besé su frente.
-Cierto…- le di un corto beso en los labios y me separé de ella para recoger por fin mi ropa.
Nos vestimos en silencio mientras intercambiábamos miradas y sonrisas. Algunas veces me aterraba lo que los ojos de Natalia me decían, era tan intenso y no sé si pueda ser capaz de corresponderle, ¿y si no puedo… sentir algo tan fuerte?, ¿Y si no soy suficiente para ella?
Cogimos nuestras cosas incluyendo su estúpida gorra y nos dirigimos a la puerta de la habitación, pero antes de salir, Nat me agarró suavemente de la barbilla y me besó. Ese beso fue tan delicado que parecía que nuestros labios apenas se rozaban. Ese beso movió más en mi interior que todos los besos que había recibido en mi vida juntos.
-Vamos-me dijo en apenas un susurro muy cerca de mis labios.
Ya fuera del hotel, fuimos en el taxi hasta un restaurante de comida china. Durante todo el trayecto estuvimos cogidas de la mano. Llegamos al restaurante y apenas había gente porque aún era temprano por lo que pudimos elegir mesa.
Nada más sentarnos, una camarera se nos acercó para darnos los menús y tomarnos nota de las bebidas. No me perdí la mirada que le echó la camarera a Nat aunque ella no se dio cuenta. Creo que ella no era consciente de lo atractiva que era y que eso unido a su simpatía formaba un cóctel irresistible.

Almas CapturadasWhere stories live. Discover now