Capítulo 13: ¿Para siempre?

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Capítulo 13: ¿Para siempre?

El corazón se me acelera al ver al rubio caminado cada vez más cerca de nosotros. Sé la hostilidad que se profesan y no me siento nada cómoda estando en medio y mucho menos sabiendo que soy la culpable de ella.

Me revuelvo en los brazos de Ryan. En lugar de soltarme me aprieta aún más.

–Suéltame– Le pido bajando la voz para que solo me oiga él.

Su mirada se dirige a la mía. El azul se ha vuelto oscuro, pero nada tiene que ver con el que veo cuando el deseo nos invade. Este azul no causa escalofríos de pasión, este causa temblores de terror. Brillan llenos de ira y dolor. Sé lo que están pensando; En mí y en César juntos.

–Por favor, suéltame– Le suplico. Sigue sin hacerme caso.

Observa mi rostro como quien observa su mayor posesión. Su expresión me está matando, no queda nada de alegría en ella, solo tristeza y angustia al imaginarme en brazos de otro hombre.

–Te ha dicho que la sueltes.

Mis cavilaciones son interrumpidas. Giro mi cabeza. César está a menos de cinco pasos de distancia, con los puños cerrados a los costados. Sé que si no actúo esto tendrá un horrible final.

Busco de nuevo los océanos azules que han dejado de mirarme. Coloco mi mano en su mejilla y susurro.

–Solo tú. Solo a ti. Te quiero. – Su cuerpo se relaja y sus ojos me buscan– Suéltame por favor.

Tiene miedo, no sé exactamente de que.

Suspira de manera profunda y de mala gana me deja en el suelo envolviendo su brazo en torno a mi cintura. Pienso en pedirle que me deje a solas con César, pero estoy segura de que me daría una negativa.

–¿Qué haces aquí? – Pregunto de forma serena al doctor. Mi voz suena suave y tranquila, lo que me resulta irónico, por que no me siento para nada así.

La mirada verde del rubio me hace un escaneo.

–Solo quería ver como estaba. No contestabas a mis llamadas.

–Lo siento… he estado… ocupada– Y tanto.

Ryan me empuja con suavidad para que camine, dando la charla por terminada. No contemplo la opción de negarme, quiero acabar con esta situación.

César agarra mi brazo, deteniéndome.

–Quita tus manos de ella– Sisea Ryan a mis espaldas.

–¿Estas bien? – La pregunta del rubio me sorprende, está ignorando de forma descarada al casi metro noventa de músculo que está detrás de mi.

Hace apenas unos minutos estaba perfectamente, ahora no tanto.

Antes de poder responderle me encuentro tras la espalda de Ryan que se ha pegado a César de forma amenazante. Si esto fueran los dibujos animados le saldría humo por las orejas.

–Está perfectamente, me he encargado de que lo esté y solo yo seguiré encargándome– Dice poniendo énfasis en <<yo>>

–Eso debería decidirlo ella ¿No crees? – Le espeta el doctor sin amilanarse, al contrario, lo hace con chulería.

Esto no va a acabar bien.

–¿No te das cuenta que no te quiere y que nunca lo hizo? – Con cada palabra se acerca más, hasta que sus pechos casi llegan a tocarse.

–Quizás también te deje de querer a ti cuando sepa…– No termina, no puede hacerlo, el puño de Ryan lo calla dándole en la nariz.

De repente dos cuerpo altos, músculosos y masculinos comienzan a moverse, uno contra otro, repartiéndose golpes. ¿Y yo? Yo estoy parada en medio del camino, viendo como dos bestias intentan destruirse, y en estado de shock.

La Desconocida.Where stories live. Discover now