Capítulo 22: Recuerdos.

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Capítulo 22: Recuerdos.

Las piernas me tiemblan. Busco tras de mi el colchón para caer sobre el. El corazón me va a mil, a la vez que todas las piezas empiezan a encajar como si mis recuerdos se tratasen de un gran puzzle. Todo, absolutamente todo ha vuelto.

Mis viajes con Mel, los encuentros con las Ret, la graduación en el instituto, la universidad…

Cierro los ojos rememorando cada parte de mi vida que creía perdida. Revivo cada beso, cada palabra, cada abrazo… y de repente me veo en aquella playa, recuerdo la placentera sensación de la arena bajo mis pies, como la brisa agitaba mis mechones rubios. Recuerdo lo que me llevó allí. Mis padres no confianban en mi sueño, y llegue a plantearme si verdaderamente podría conseguirlo. Buscaba una escapatoria, algo que me aliviara o que me hiciera dejar de pensar, y entonces apareció él. Nuevamente buscaba una salida, una huida, y se presentó en el cuerpo de un hombre, de un dios. Al despertar sentí que me faltaba algo, como si me hubieran robado el aire. En ese momento no lo entendí, ahora lo veo todo claro. Me enamoré de Ryan, incluso antes de conocer su nombre.

–¿Vicky?

Giro mi cabeza y entre el manto de lágrimas veo a Mel, su pelo moreno recogido en una coleta y sus ojos verdes mirándome con preocupación. Se acerca con paso lento hasta sentarse a mi lado.

–¿Qué pasa? –Pregunta acariciándome la espalda.

Sin poder contenerme me lanzo a por ella, aplastándola entre mis brazos. Ha hecho tanto por mí, ha dado tanto por mí.

–Han vuelto Mel…– Susurro acongojada contra su hombro.

Con lentitud me aparta unos centímetros para mirarme directamente. Tiene esa mirada de ¿Te falta un tornillo?

–Los recuerdos… han vuelto. Todo.

Pronto sale de su confusión. Sus ojos, al igual que lo míos, se inundan. No he sido la única que lo ha pasado mal esperando que vuelva todo lo que creía perdido.

Es curioso, muchas veces haríamos cualquier cosa por olvidar, por darle a un botón y que aquellos recuerdos que creemos que nos atormentan, se borrasen. Pero esas pequeñas cosas, esas pequeñas vivencias, buenas o malas, son las que no hacen ser las personas que somos. Un mes y medio atrás, quería resetear mi memoría, y como si de un “hada madrina” se tratase el destino apareció y me concedió mi deseo, no obstante, olvidar, no recordar, no me hizo dejar de sufrir, al contrario, perdí mi esencia.

Ahora todo ha vuelto. El puzzle está completo.

Camino de una lado para otro esperando a que Ryan conteste el móvil. Mel sigue en estado de Shock, me ha hecho veinte mil preguntas para estar segura de que realmente me acuerdo de todo, obviamente las respuesta han sido correctas.

–¿Vicky? – Contesta Ryan al tercer tono.

Juego con mi pelo, a la vez que pienso en que decirle.

–Hola.

–¿Estás bien? ¿Ocurre algo? – Pregunta acelerado.

Ryan… creo que lo haré envejecer antes de tiempo.

–Estoy bien. – Tomo aire por la nariz, y lentamente lo suelto por la boca. Mi cuerpo comienza a relajarse– En realidad estoy más que bien… Solo te llamaba para pedirte algo.

–Pide lo que quieras. Lo tendrás.

¿Cómo es posible que su voz actúe como un afrodisíaco? Ryan es el único que consigue poner mi mundo patas arribas, calentar mi cuerpo y el único que quiero que lo calme.

La Desconocida.Where stories live. Discover now