Capítulo 3

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Estaba recostada en mi cama, por alguna razón no dejaba de pensar en el chico del súper, su forma de tratarme me provocó un sentimiento extraño.

—Mandy, ¿puedo pasar?— dijo Gustavo desde el otro lado de la puerta.

—Claro— escuché que entró, cerró la puerta tras de él —¿Qué pasa?

—Es lo que te pregunto a ti, ¿qué te pasa? Haz estado muy... Distante.

—Hum, supongo que estoy bien.

—Dime que tienes.— Gustavo se recostó a un lado mío.

—Simplemente no puedo dejar de pensar en mi familia. Y todo lo que dejé atrás.

—Bueno, eso es doloroso nena. Pero el tiempo sana cualquier herida, sólo es cuestión de esperar.

—Lo sé, pero el tiempo y la espera son largos. Han pasado meses, Gus, y no puedo superarlo.

—Sé que terminarás enamorada. Y podrás perdonar cualquier daño que te hayan hecho antes.

—Suena fácil, pero para una chica que apenas cumplirá los dieciocho y que dejó todo atrás para buscar algo mejor, no es fácil.

—La vida nunca es fácil, mucho menos justa. Son lecciones, que hacen que no cometas el mismo error dos veces.— me quedé callada —No apresures las cosas, deja que se den por si solas.— se levantó y salió dejándome sola vagando en mis pensamientos.

(...)

No podía dejar que la tristeza me consumiera. Iba a cambiar, y lo iba a hacer para bien.

Paola y yo salimos a comer helado, era nuestro día libre y era genial pasarlo con ella.

—Vamos al parque, quiero subirme a los columpios.— hablé

—¡Pero que sean unas carreritas!— Paola tiró su helado y corrió.

Hice lo mismo, corrí, pero con una velocidad realmente lenta. Recordé la vez que Shawn y yo corrimos para la clase de química. Sonreí ante eso.

—Ven Mandy, empujame— miré a Paola sentada en un columpio.

—Balanceate sola con los pies.— fui a un lado de ella y me subí al columpio de a lado.

—Oh, que ternura, la mocosa tiene una amiga— el chico del súper habló a un lado de mío.

—Que lindo, me sigues.— Sonreí falsamente

—No te sigo.— él frunció el ceño

—¿Entonces qué haces aquí?

—Hum, el parque es de todos, ¿por qué no estaría aquí?

—Aceptalo, me sigues.

—Superalo Mandy.— él me sonrió.

—¿Ves? Aparte de que me sigues, me espías— lo señalé con toda la mano

—Maldición, no— rió —Trabajas en el súper de cajera, obviamente sabría tu nombre por que usas una pequeña placa en tu ropa.

—Buen punto— dije alzando una ceja.

—Hablamos después, Mandy.— dudó en dar la vuelta —Por cierto, soy Thomas.— y se fue.

—Whoa, que tipo tan más arrogante.— habló Paola

—No lo dudo.

—Me dio un mal presentimiento.— dijo antes de columpiarse.

Miré la dirección en la que se había ido, sorprendentemente ya no estaba.

Contigo o sin ti... (#2)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें