Capítulo 14

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—Maldición, maldición, ya salieron Thomas. ¡Ya salieron!— me encogí un poco en el asiento y Thomas hizo lo mismo.

—Bien, ahora espera unos minutos y...— vimos cómo Maureen y su mamá doblaban la esquina —¡Ahora!

Salimos del carro y fuimos a la cajuela.
—Mandy, te ayudaré a abrir una de las ventanas, dejarás las cosas en el cuarto de Maureen y saldrás. Eso es todo por ahora.

Asentí, tomé una pequeña maleta y Thomas y yo caminamos a la casa.
Él forcejeo una de las ventanas y la abrió, aventé la maleta y después me metí yo.
De la maleta saqué una pequeña lámpara y comencé a caminar.
Traté de no tocar nada y subí unas escaleras.
Abrí varias puertas, hasta que di con la de Maureen, de la maleta saqué varios paquetes de condones y los metí en una pequeña bolsita, que escondí en uno de los cajones.

Busqué una mochila de Maureen y guardé varias cosas, de más condones y morderas hasta látigos y esposas. Y por último, saqué un baby doll rojo de la maleta y la guardé en esa mochila, la cual puse debajo de la cama.

—Corre Mandy.— escuché sisear a Thomas.

Cerré la puerta y bajé corriendo las escaleras, salí de la ventana, tomé la maleta vacía y esperé a Thomas.

Antes de que regresaramos al carro, Thomas me tomó de la cara y me besó, así estuvimos por un tiempo hasta que nos separamos.

—¿Eso qué fue?— susurré

—Primero que nada, tenía la necesidad de besarte, y segundo, era una distracción para que los vecinos no sospechen.

Sonreí y regresamos al carro.
—¿Cómo sabías que Maureen siempre sale a las nueve de la noche?

—Bueno, estuve espiándola por un corto tiempo, siempre se va a comprar con su mamá al súper.

—Entiendo.

Después de otros minutos vimos a Maureen llegar con su mamá, esperamos otra hora hasta que vimos llegar al papá.
—Muy bien nena, ¿estás lista?

—Más que lista.

—¿Crees que el plan resulte?

—Obvio, conozco a sus padres.

Tomé un celular y marqué al teléfono de la casa de Maureen.
Escuché varios pitidos hasta que contestaron.

—¿Hola?

—Muy buenas noches, ¿se encuentra la señorita Maureen?

—¿Para qué la buscaba?— respondió su madre.

—Bien, quería informarle que la habitación que ha adquirido ya estará lista para mañana.

—¿De qué habla, señorita?

—La habitación para el hotel "pétalos de rosa". La señorita Maureen solicitó una habitación para el día de mañana.

—¿Hizo qué?... Muy bien, muy bien, yo le daré el dato.

—Muchas gracias, que tenga linda noche.

Y la señora me colgó.

Esperamos unos minutos y después escuché gritar al papá de Maureen.
Reí fuertemente.

El siguiente plan era que sus padres comenzarán a desconfiar de ella y su relación comenzara a quebrarse.

Contigo o sin ti... (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora