Capitulo 28. Dátiles

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Adriano

Observo como Ptolomeo y Cicerón caminan por los pasillos del recinto rumbo a la salida... Una vez que están fuera en la plaza del edificio hacen una breve parada para hablar con mucha mas calma.

A esta parte del recinto tienen acceso todos los ciudadanos... Es normal entonces ver a demasiadas personas a una distancia considerada. Ahora mas que nunca nos acercamos al rey para evitar cualquier agresión a su persona... y eso sea motivo para que surja una enemistad Egipto-Roma.
Claro es solo eso pienso.

Ptolomeo gira su cabeza hacia las personas congregadas en la salida, en su mirada se nota la tristeza y decepción por las condiciones de la gente... Vuelve su mirada a Cicerón para preguntar.

— ¿Porque la gente permite esta situación? — noto una sonrisa triste en Cicerón pues creo que ya es mas evidente que la crisis que se vive en la ciudad es caótica y que lejos de que eso pueda quedar atrás es solo el comienzo.

— Las personas viven temerosas de las medidas que pueda tomar el senado en su contra majestad... Y un levantamiento para derrocar al senado seria fatal para la ciudad... Ya paso con los Etruscos, seria una debilidad que Cartago no duraría en aprovechar a su favor.

— Comprendo que la guerra que se avecina sea un impedimento para que el pueblo se levente contra el senado... Pero Roma esta débil, el ejercito no esta en su mejor momento además de que conozco Anibal... No es un soldado cualquiera... Es un gran estratega, además de que tiene la ventaja de que sus hombres "no están en esta situación"... — responde señalando a las personas hambrientas—  Además de que los cartagineses son hombres duros, son hombres que están acostumbrados a los climas mas inhóspitos, el calor del Cartago africano y el frío del Cartago Ibérico... El clima romano es frío y su geografía es escarpada... No tienen tantos contrastes como Cartago, además no están solos, Fenicia dará su apoyo a los cartagineses... Después de todo ellos son sus fundadores.

— El senado sabe de la superioridad cartaginés... Pero aun así si empeñan en la guerra, supongo que sentían seguro su apoyo.

— Lamento eso Cicerón... Pero justo antes de venir a Roma, los seleucidas infiltraron en Egipto a un espía de Pergamo.

Me acerco un poco mas para poder oír mejor la plática de Ptolomeo... Claro disimulando lo mejor que puedo, no quiero parecer irrespetuoso... Pero es preocupante que sus enemigos orientales infiltren espías en su país.

— ¿Que ocurrió? ¿Esta todo bien?

— Si... Los eruditos lo descubrieron tratando de robar algunos tomos de la biblioteca... Pero lo atraparon justo a tiempo. El resto ya te lo imaginarás... Fue ejecutado

No solo nosotros vivimos momentos difíciles... Creo que si Roma esta en peligro por su debilidad y pobreza... La riqueza de Egipto los coloca a ellos también en la mira de sus enemigos.

Trato de acercarme a Ptolomeo con la intensión de abrazarlo... Pero rápidamente Stefano me detiene, tomando mi brazo para impedir un acercamiento.

— Constantino — Habla en voz baja Stefano para pedir su ayuda, ya que por obvias razones yo soy mas fuerte que el... Constantino me detiene antes de que cometa una locura.

— Tranquilo Adriano... Aquí no, hay muchas personas... Ya podrás hablar con el en la villa.

Asiento resignado... Pero en el fondo tanto Stefano como Constantino tienen razón, no puedo hacer una locura como esta frente a todas esas personas. Afortunadamente nadie se percato de mi repentina actitud... "Nadie excepto Cicerón"

El Príncipe De Egipto © (Gay) (Versión En Borrador) Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin