Del tedio al primer "Trabajo Real"

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Tedioso... Tediosos días que estaban acompañados de tediosas actividades que para ti ya eran rutina... Pero no... Ese día iba a ser diferente... Tenía que serlo.

No era como si tu trabaja como alquimista estatal estuviera resultando completamente diferente a lo que creías (y era completamente diferente, cabía aclarar) ni era que tus zapatos de tacón hicieran que dolieran tus pies, tampoco era tener que soportar el tener que pasar la mitad del tiempo en el trabajo separando papelería... No... Cualquier cosa quedaba pequeña cuando se trataba de la brutal manera en la que Roy Mustang te trataba.

¡Si estas allí! ¡Frente a él! Con esa sonrisa que te distingue del resto y esa fuerza en tu mirar, con tu cabello bonito que ese día has peinado especialmente para él, con las medias de seda que se aferran a tus piernas y... Un montón de papeles encima de tus brazos. ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué las únicas oportunidades que tienes para verle son cuando vas a entregarle papelería y él no hace más que agradecer? Debería notarte... Aun si fuera sólo un poco...

Estabas con la espalda un poco arqueada sobre tu silla, habías acabado ya con el trabajo que tenías pendiente y con esto habías encontrado un tiempo para descansar... Tiempo que desperdiciabas en apoyar tu mejilla contra el escritorio que se te había asignado mientras mirabas hacia la fotografía donde estabas tú de pequeña junto a tus padres, esas dos personas que estaban bastante orgullosos de su hija la que trabajaba en una florería y tú solo querías estuvieran orgullosos de la tú que eras ahora. Si, tal vez no era lo que esperabas y... ¿¡A quien querías engañar!? Lo que habías obtenido sólo era un título y un trabajo de oficina ¿Tú estabas orgullosa de ti misma? Pregúntate ahora si tus padres lo estarían...

Soltaste un respiro de resignación, uno muy largo, uno muy fuerte, deseando de alguna manera que alguien pudiera darse cuenta de tu aburrimiento y fuera a "rescatarte", si, deseabas que tu príncipe llegara en un blanco corcel y... ¿Qué estabas pensando? ¿Sería que lo aburrido que era tu trabajo ya estaba comenzando a cansarte? Era eso o en verdad el cansancio ya te estaba afectando, quizás era que...

-¿Extrañando a casa?- Tus pensamientos fueron interrumpidos de pronto por una voz que apenas y reconocias; Jean Havoc, el hombre de ojos azules te miraba desde arriba mientras apoyaba su brazo con toda la palma de su mano encima del escritorio -...Piensa que aquí estás como en casa...- agregó Jean a lo que antes había dicho, con esas palabras tú habías alejado tu rostro del escritorio y recién pasabas las manos por tu cabello, por la parte sobre la cual habías estado acostada, esto con el fin de que se acomodara un poco.

-¿Cómo en casa?- cuestionaste, a lo que el contrario asintió, llevaba un cigarro entre los labios.

-...Como si estuvieras en familia...- respondió él, sin dejar en claro si era una respuesta o no, más que nada parecía un comentario personal, sin embargo, al mirar hacia donde él estaba dirigiendo la mirada pudiste entender de qué se trataba.... Estaba mirando a los hermanos Elric quienes se habían topado en el pasillo con algunos de los subordinados de Mustang y estaban conversando con lo que parecía ser una confianza absoluta, incluso parecía que eran... Familia.

Una sonrisa se colocó encima de casa, quizás solo estabas aburrida pero aquello que había dicho Havoc había servido para algo, si bien no estabas deprimida (o no mucho) el hecho de que te hiciera ver las cosas de esa manera te animaba, en verdad que lo hacía.

-...Gracias teniente Havoc....- mirando hacia él con esa misma sonrisa le respondiste -...En verdad que lo necesitaba...-

Él, como era de esperarse, te devolvió la sonrisa antes de pasar saliva para poder retomar la palabra -...El coronel te está buscando...- dijo, demasiado tranquilo como para decir lo que estaba diciendo... Bien, tal vez no era algo que fuera muy importante, pero para ti por algún motivo lo era, era la primera vez en todo ese tiempo que Roy Mustang te había pedido que fueras a su oficina (¿Y qué si no lo había hecho de esa manera? A fin de cuentas era lo mismo ¿O no?) Y Jean parecía demasiado tranquilo como para ser verdad lo que te estaba diciendo.

-¿...En verdad?- preguntaste, aun siendo incapaz de creer lo que estabas escuchando, el que el mayor negro te citara en su oficina podía significar una y miles de cosas ¿Algo bueno? ¿Al malo? Sólo podrías saberlo si te levantabas e ibas hasta donde él, esa era la única opción lógica... Y ya que mencionamos la lógica... -¡Muchas gracias!- con una emoción singular te reincorporaste encima de la silla para echarle los brazos encima al otro, ni siquiera le habías dado la oportunidad de responder y él había quedado más que impactado con tu abrazo, primero dejando los brazos a tus lados sin hacer exactamente nada con ellos y luego poniendo sus manos lentamente sobre tu espalda, dando unas palmadas -...De nada...- él murmuró con una sonrisa relajada en su rostro mientras permanecían así por unos segundos, después de haber estado esas semanas sentada simplemente ordenando papeles lo que más necesitabas (aun si no lo sabias) era un poco de contacto humano, ya viniera de Havoc o de quien fuera, para lo coqueto que era en la gran mayoría de las ocasiones se estaba comportando muy caballeroso en ese momento... 3 segundos de abrazarle... Suficiente... Debías encontrar una manera de sacar tu alegría y emoción en algo antes de ir a donde Mustang, ese abrazo había servido de algo y mientras te alejabas lo único que podías hacer era sonreírle, suerte que el abrazo no había sido muy íntimo, el escritorio les separaba e incluso podías llegar a decir que había sido incómodo.

Ignorando a todos y a todo por un segundo sólo te concentrabas en el sonido de tus tacones contra el piso mientras la distancia hacia la oficina del Coronel se hacía más corta, así hasta que estabas tan cerca de la puerta que...

-... Buenas tardes Coronel Roy Mustang...- le saludaste apenas habías abierto la puerta un poco, tenías una mano encima de la madera de la puerta y con la otra acariciabas de arriba hacia abajo tu hombro. -...Me han informado que me buscaba...-

-Adelante alquimista ________- te recibió, refiriéndose a ti por tu apellido en lugar de tu título o alguna otra cosa de estas, haciendo una seña para que pasaras mientras acomodaba unos papeles golpeándolos contra el escritorio por la parte de abajo, así todos quedaban más o menos iguales...

Pasaste cerrando la puerta detrás de ti, llevándote cierta sorpresa al ver que la Teniente Hawkeye no estaba con él, no, en ese momento sólo estaban él y tú, él con esa seguridad que le caracterizaba y tú jugando con tus dedos mientras mantenías ambas manos frente a tu regazo ¿Para qué era que te había llamado? Eso era algo que más temprano que tarde ibas a descubrir.

Después de un momento que se te había hecho extraña (y quizá exageradamente) largo por fin el de cabello negro había tomado la palabra, con esa voz que hacía que tu corazón se acelerara y te temblaran hasta las piernas, el Coronel Roy Mustang... Seguro que había muchas que hubieran querido estar en tu lugar.

-...La he buscado específicamente a usted porque requiero que haga algo por mí...-

Tu corazón se detuvo por un momento ¿A ti específicamente? ¿Por fin ibas a hacer algo de verdad? ¿Qué era lo que él te quería pedir? -...Si... Dígame por favor... ¿Qué es lo que necesita?- preguntaste, te sentías un poco nerviosa, de todos modos ese no era el momento de estar nerviosa, parecía que por fin ibas a recibir tu primer "trabajo real" en tu tiempo como alquimista estatal.

La Llama De Nuestro Amor (Roy Mustang X Reader).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora