Capítulo 8.

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Megara POV.


"¿Vas a seguir ignorando mis mensajes?" Es uno de los mensajes que me ha enviado Nathan desde que ayer no le respondí.

"Ya hemos perdido el viernes, podríamos quedar hoy..."

"No me ignores Meg" no sé cuantos mensajes con esa misma frase he recibido desde hace dos horas.

No pienso responderle, podría hacerle pensar que aún quiero algo con él, y sinceramente, desde la semana pasada y viendo los mensajes que me manda, cada vez tengo menos ganas de saber de él.

-¿Por qué haces esa cara de asco? –pregunta Ecco saliendo del baño con una bata a su alrededor y una toalla en el pelo. A cualquiera le quedaría ridículo ese atuendo, pero ella tiene ese don de que todo le quede bien.

-Nathan no para de incordiarme –le respondo tirando mi móvil sobre la cama y al ver la cara que me pone me apresuro a decirle.- Tranquila, no está recibiendo ninguna respuesta.

-Mejor, porque esta noche vas a triunfar con un chico que dejará a Nathan a la altura del betún –sonríe ella y coge la cuerda que mantiene su bata de baño cerrada para hacer un movimiento sexy- Y te darán el mejor polvo de tu vida, no como ese que no conseguía hacerte llegar al orgasmo...

-No sabía que ahora te dedicabas a ver el futuro –le digo lanzándole un cojín interrumpiendo su baile sexy.-

-No hace falta ver el futuro para saber que cualquier chico podría hacerte feliz si sabe utilizar su miembro –sentencia y abre su armario para quedarse viendo su armario.- ¿Qué vas a ponerte esta noche? –me pregunta.

-Ya que esta noche he de triunfar, esperaba que me lo dijeses tú... -ante mi respuesta ella sonríe ampliamente y me lanza un top naranja y luego una falda vaquera.- Así tendré frío ¿no crees?

-Princesa es una fiesta de pintura neón, tendrás que pintarte y si no se te ve pierde toda la gracia –responde pero me lanza una camisa vaquera también pero de botones.- Y nada de abotonarla –me advierte.

-Vale –acuerdo con ella mirando el atuendo que me aconseja ponerme- Me gusta –le digo sincera mientras ella busca algo para si misma. Finalmente se decide por unos pantalones ajustados y otro top.

Una vez listas, nos damos un último vistazo la una a la otra y Ecco saca su teléfono. –Una foto venga –pone el temporizador y lo coloca sobre la mesa enfocándonos, ambas posamos y esperamos hasta que salga el flash. –Guapísimas –dice Ecco comprobando que la foto haya salido bien.

-Vámonos –digo cogiendo el bolso y cerrando la puerta al salir.

Caminamos hasta mi coche y ambas nos subimos. No estoy muy segura de saber dónde se celebra la fiesta, pero Ecco me va guiando por la ciudad, ya que ella se la conocía mejor que yo. Al parecer, alguien de la universidad tenía algún contacto para poder reservar un pub y organizar las mejores fiestas universitarias.

Estaciono el coche en el abarrotado parking que me indica Ecco y ambas salimos siendo golpeadas por la fría brisa de Abril.

Al llegar, el portero nos pide los nombres y los busca en su lista, al encontrarlos, nos abre la puerta y nos sonríe levemente.- Que disfruten de su noche señoritas...

Todo el local esta oscuro, únicamente iluminado por las luces que salen de los focos de la mesa del Dj y algunos de la barra. Es como entrar en una sauna repleta de cientos de cuerpos sudorosos. El local está hasta arriba. Apenas puedo ver la barra porque hay demasiados cuerpos pululando frente a ella.

-¡Quiero una copa! –grita Ecco por encima de la música. Algunas canciones tecno que no conozco suenan a todo volumen en los altavoces. Si mi hermano estuviera aquí, probablemente me podría decir el nombre de la canción que está sonando y el Dj famoso que la creó.

Llegamos a la barra y pedimos dos copas que nos cobran al instante. Bebemos un poco y nos ponemos a bailar. Una chica se nos acerca con unos pinceles y pintura, con la intención de empezar a pintarme, una mano la detiene, ambas miramos al propietario de la mano y nos sorprendemos de ver a Axel robándole la pintura y el pincel. La chica se coloca frente a Ecco para empezar a pintarla mientras ésta me sonríe ampliamente.

Axel se pone delante de mi provocando que solo pueda verlo a él.

-¿Puedo? –me pregunta, y yo sonrío y asiento. -¿Alguna petición?

-A gusto del consumidor –respondo haciendo un gesto para que empiece a pintarme.

Comienza a pasar el pincel sobre mi cuerpo, concentrado como si yo fuese un lienzo en blanco, no me atrevo a mirar lo que está dibujando porque no quiero apartar la mirada de su rostro concentrado, frunce el ceño, aprieta los labios y humedece el pincel en la pintura, esto empieza a parecerme excitante. Cuando termina de pintar, señala mi copa y dejo que dé un par de tragos, aprovecho y miro lo que ha dibujado, me quedo sorprendida al ver que ha dibujado la misma corona que tengo tatuada en la espalda baja.

-¿Cómo sabías...-no me deja terminar la pregunta.

-La vi cuando saltaste a la piscina el otro día –explica poniendo una de sus grandes manos en el sitio exacto donde tengo el tatuaje.- Lo que no dejo de preguntarme, ¿por qué una corona?

-Megara era la princesa de Hércules –me encojo de hombros- también es algo entre mi amiga y yo.

-Entiendo... -me pasa el pincel y me permite pintar en su torso, sin pensarlo ni poder evitarlo, me dirijo a su cresta iliaca y con la pintura neón dibujo lo mejor que puedo un medio rostro sacando la lengua pomo si estuviese chupando una piruleta.- Me gusta –afirma él mirándome de manera intensa.

Me quita el pincel de la mano y se lo pasa, sin siquiera mirar, a un chico que pasa por nuestro lado en ese momento, sin apartar su mirada de la mía. Me toma de la mano y me pega a él para que empecemos a bailar juntos.

Un Hércules para ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora