Capítulo 11

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Axel POV.


Entro en mi habitación y cierro con más fuerza de la necesaria sin darme cuenta. Peter se sorprende y me mira alzando una ceja.

-¿Te pasa algo tío? –inquiere volviendo la vista a su ordenador.

-Nada en particular –le quito interés con un encogimiento de hombros.

Peter no le da más importancia y yo me pongo a hacer algunos dibujos para clase de dibujo técnico. Agradezco que Peter sea así, sabe que si no comparto cierta información con él es porque no tengo ganas de hacerlo, pero al final termino por contárselo yo mismo.

Pasado un rato arranco la hoja de mi cuaderno de dibujo y la encesto en la papelera.

-¿Cómo le entras a una tía con la que te has acostado y ella no quiere saber nada de ti? –le pregunto y eso llama su atención.

-Supongo que primero tendrás que averiguar si le gustas o realmente te utilizó solo para echar un polvo.-dice con calma- Si le gustas, le has de dar una de cal y otra de arena –al ver que pongo cara de desconcierto él intenta explicarse mejor.- Hazle ver que tienes interés en ella, pero que vea que tampoco vas a cerrarte hacia otras chicas. –Ahora que entiendo lo que dice afirmo con la cabeza repetidas veces.- Y si te das cuenta de que ella no tiene interés en ti, tírate a otra, móntate un trío o cualquier cosa.

Río con lo último que dice y cada uno vuelve a lo suyo.


Al día siguiente me levanto con energía, salgo a correr por la mañana y asisto a todas mis clases, en el almuerzo diviso a Megara con su inseparable amiga, la rubia. Megara me sonríe de manera tímida y le devuelvo la sonrisa desde lejos.

Por la tarde, antes del entrenamiento me acerco a la biblioteca del campus en busca de un libro sobre estructuras, nos habían mandado buscar información sobre las estrategias del diseño estructural.

Busco entre los estantes hasta que doy con el libro y lo tomo, salgo de entre las estanterías y en una mesa solitaria veo a Megara concentrada en el libro que tiene delante. Me acerco a ella sigilosamente y cuando estoy detrás suya le deshago la coleta fastidiándola.

-¿Qué tal? –le pregunto tomando asiento a su lado y ella me fulmina con la mirada mientras vuelve a hacerse la coleta.

-Estresada –al ver la mirada interrogativa que le lanzo se explica- Necesito traducir este capítulo y mis conocimientos de francés son muy pocos.

Me asomo sobre su hombro y consigo leer un párrafo que tiene marcado con el lápiz, se lo leo en voz alta con un francés perfectamente pronunciado y se lo traduzco:

- El árbol de sangre negra se halla representado por la arteria pulmonar –con un gesto le digo que copie lo que le estoy traduciendo.- Que teniendo su origen en el ventrículo derecho del corazón, termina en los pulmones a donde conduce la sangre negra o venosa, que ha de ser arterializada durante el acto de la respiración.

-Ni siquiera me imagino cómo es que conoces tan bien el francés –dice sonriéndome ampliamente.

-Mi madre es francesa –respondo y hago el ademán de levantarme para irme.

-Espera –me detiene- ahora no puedes marcharte, te necesito. –Cuando dice esa última palabra una idea se forma en mi mente y sonrío.

-Sólo te ayudaré si accedes a cenar conmigo mañana por la noche.

-¿Qué? –pregunta ella algo escandalizada ganándose una mala mirada de la bibliotecaria.-

-Una cena conmigo no te hará daño –me encojo de hombros-

-¿Pero por qué? –inquiere ella.

-Porqué me gusto pasar la noche contigo.

-No puedes pedirme sexo a cambio de tu ayuda –dice ella cruzando los brazos sobre su pecho llamando mi atención a ese lugar.

-Y no te lo estoy pidiendo, aún –niego con una sonrisa traviesa.- Sólo te estoy ofreciendo una cena por traducirte todo un capítulo.

-No. –Responde seca.

-Vamos, no soy tan malo, es solo una cena... -le insisto un poco y ella niega con la cabeza.- Esta bien, suerte Deacon. –Me despido de ella y me marcho con mi libro en la mano.


En el entrenamiento de por la tarde consiste en una larga sesión de gimnasio y mientras Peter y yo estamos corriendo en la cinta después de haber hecho pesas me mira de reojo.

-Deja de mirarme así –le advierto y le doy una inocente colleja.

-Tío –se queja y baja un poco la velocidad de su cinta- ¿Por qué estás de tan buen humor? ¿Hiciste el trío?

-No, pero la chica en cuestión necesita mi ayuda pero no quiere aceptar una cena conmigo –al ver que empieza a aguantar la risa le doy otra colleja- es dura de pelar.

-No le insistas con la cena –dice él parando la cinta y dejando de correr- ataca desde dentro, dile que le ayudarás sin querer nada a cambio y luego cuando la tengas, ataca. –Da una palmada con gracia.

-¿Quién lo diría Blumer? Eres todo un estratega de la seducción –me burlo abiertamente de mi amigo, pero en verdad le agradezco que me dé algunos consejos.- Como no funcione tu plan eres hombre muerto...

Un Hércules para ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora