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Inhala, inhala, inhala, inhala.

Listo, exhala.

—Hey...—Un par de ojos sorprendidos recorrieron su rostro con lentitud— ¿Qué tal... todo?

Hyeri rascó su oreja como solía hacer siempre que se encontraba nerviosa, ¿qué se suponía que debía contestar a eso? Tenía a Jeon Jungkook frente a ella tratando de entablar una conversación normal después de haberla evadido por una semana.

Después de haberla besado.

Jeon Jungkook la había besado, y no fue un beso corto, no señor, había sido un gran beso.

Uno que la había traído con los nervios de punta toda la semana.

—Eh... ¿bien?

—Genial.

Pasaron varios segundos que se sintieron como horas debido a la gran incomodidad que existía entre ellos— Esto se siente demasiado extraño, Jungkook.

—¿Qué cosa?

—Me bes--, nos besamos.

—Lo sé— volteó la mirada por un segundo y soltó un gran suspiro antes de clavar sus ojos en los de Hyeri—¿Acaso ... no te gustó?

Listo. Jeon la había desarmado totalmente. Sus oscuros ojos la escrutaban con profundidad, la distancia entre ambos había disminuido notablemente y podía oler el aroma que emanaba el chico. Olía demasiado bien

—¿Q-Qué?

— Necesito saberlo, Hyeri. Me estoy muriendo pensando que me odias y que he arruinado nuestra amistad.

El rostro de Hyeri se volvió notablemente rojo debido a la repentina actitud segura y fuerte del chico.

¿Por qué la situación era tan intensa para ella?

Jeon Jungkook, el chico del que había estado enamorada por demasiados años le estaba preguntando, literalmente, si le había gustado el beso entre ellos.

— No arruinaste nuestra amistad, Jungkook, no te preocupes por eso— contestó, evadiendo la pregunta del castaño.

— Eso no es lo que quiero saber, Hyeri— Jeon juntó su rostro con el de ella al punto de poder rozar sus narices— Necesito tu respuesta para saber qué hacer.

Abrió la boca, dispuesta a responder, pero era incapaz de emitir sonido alguno.

Reacciona, Hyeri, ¡reacciona!

La actitud segura de Jungkook fue disminuyendo poco a poco al ver que la castaña no respondía absolutamente nada. Su mirada estaba perdida y neutra.

—Lo sabía, maldición—farfulló, más para si mismo que para ella, separándose demasiado —Yo--

—Si— el pequeño susurro de la chica frente a él corto su frase. Se acercó nuevamente, enfocando su mirada en aquellos lindos ojos almendra que lo habían hipnotizado hacía ya demasiado tiempo— Me gustó.

Jeon sonrió con demasiada fuerza, sintiéndose tan feliz como si se hubiera ganado la lotería.

Hyeri, la chica que lo tenía más que embobado desde pequeños probablemente correspondía sus sentimientos.

Posicionó ambas manos a los costados de la cara de la chica, acunando su rostro con delicadeza—¿Entonces no hay problema con que haga esto, cierto?

Ni bien esperó respuesta, juntó sus labios con los de su mejor amiga, fundiéndose en el segundo mejor beso de su vida.

El segundo de muchos más.