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El pequeño Jungkook caminaba a paso lento por el patio de su nueva escuela, se sentía atemorizado y sólo.

Estaba sólo.

La profesora lo había presentado a todos y en el momento en que se había presentado los demás niños habían reído, todo debido a su acento.

Pero él no podía hacer nada al respecto, así hablaban todos en Busan...

Iba tan centrado en el movimiento de sus pequeños piececitos que no notó el momento en que chocó contra alguien.

—L-Lo siento— se disculpó, agachándose para recoger las pequeñas libretas que se habían esparcido por el suelo.

—Uh, no te preocupes, de todas formas siempre se me caen las cosas.

Levantó su mirada solo para encontrarse con un par de ojos color avellana que lo veían con curiosidad.

Era una niña pequeña, probablemente de su edad. Tenía un par de coletas y una sonrisa enorme en el rostro, era bonita.

Muy bonita.

Hyeri se quedó embobada viendo a aquel pequeñito hincado en el suelo y viéndola con ojos temerosos. Estaba segura de que nunca antes lo había visto, así que debía ser nuevo. Quizás lo habían presentado en clase, pero ella acababa de llegar de su cita con el dentista y seguramente se lo perdió.

—¿Eres nuevo?

Jungkook estaba a punto de responder, pero recordó lo mucho que se habían burlado en clase por su acento así que prefirió guardar silencio.

No quería que esa niña bonita se burlara también de él.

—¿Por qué no hablas? ¿No te agrado?

—N-No es eso...— susurró, enroscando sus dedos entre sí y agachando la vista— Los demás niños se burlan de cómo hablo.

Hyeri sonrió aún más, mostrando el pequeño hueco en su dentadura, producto del diente de leche que se le había caído la semana pasada y tomó la mano de el pequeño y delgado niño, obligándolo a levantarse.

—Pues yo no soy como los demás niños. Todos ellos son groseros y salvajes, se comen las crayolas— comentó la pequeñita haciendo una mueca de disgusto— Seamos amigos.

Jungkook asintió, haciendo una pequeña sonrisa con la boca cerrada que llamó la atención de Hyeri.

—Mi mamá dice que una sonrisa verdadera incluye enseñar los dientes, ¿por qué no los enseñas?

Las mejillas del pequeño Jungkook se volvieron rosadas al sentir las manos de aquella niña hacerle cosquillas, provocando que una enorme risa se saliera de su boca.

— Tienes dientes de conejito.

Jungkook volvió a sonrojarse y asintió, agachando la cabeza.

En su antigua escuela solían comparar sus dientes con los de otro animal, de esos que viven en las alcantarillas. Era la primera vez que alguien comparaba sus dientes con los de un conejito.

Los conejitos eran lindos.

Y también lo era aquella niña.

—¿Cómo te llamas? —se atrevió a preguntar.

La pequeña enredo sus dedos en una de sus coletas y arrugó la nariz.

A Jungkook se le hizo una linda muy tierna.

Y linda.

—Hyeri.

Hyeri.

Su nombre también era lindo.

Creo que me gustas, Hyeri.

El pequeño sintió su estómago revolverse, y no de una mala manera, no, era como un cosquilleo suave.

En ese momento no supo identificarlo, pero ahora lo sabía.

Desde el inicio esa pequeña castaña alegre lo había cautivado.

Y cada día seguía haciéndolo aún más.

206; jjkWhere stories live. Discover now