Capítulo 117

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Los estudiantes estaban de pie alrededor de los muros en un anillo grande (alguno de ellos, advirtió Harry, estaba cubierto de una substancia parecida a Stinksap); Maestros y fantasmas estaban también con la gente. Destacando entre los espectadores estaban miembros del Escuadrón Inquisitorial, a quienes se les veía excepcionalmente contento con ellos mismos, y todos, miraban fijamente hacia abajo en donde Fred y George estaban en pie en medio del piso, con la mirada inconfundible de dos personas que acaban de ser atrapadas...

— ¡Aja...!— dijo Umbridge triunfalmente. Harry comprendió que ella estaba parada solamente algunas escaleras delante de ellos y un poco por encima de sus presas. —¿Así que piensan que es divertido convertir un pasillo de la escuela en un pantano?

—Bastante divertido, sí, —dijo Fred contemplándola sin el signo más leve de miedo.

Filch se agitó al lado de Umbridge, casi llorando con felicidad.

—Tengo la manera, directora—, dijo él roncamente ondeando el pedazo de pergamino que la rubia y el castaño le habían visto tomar de su escritorio. —He obtenido la autorización y tengo los látigos esperando... Oh, déjeme hacerlo ahora...

—Muy bien, Aarhus, — dijo ella. —Ustedes dos, —ella siguió, contemplando abajo a Fred y George, —están a punto de aprender lo que les sucede a los malhechores en mi escuela.

— ¿Usted sabe qué? — Dijo Fred. —no creo que lo hagamos.

Tan altanero como siempre, pensó Venus. Se volvió hacia su gemelo.

—George, —dijo Fred, — pienso que se nos ha quedado pequeña la educación a jornada completa.

—Sí, pienso lo mismo —Dijo George animado.

— ¿Crees que es tiempo de probar nuestros talentos en el mundo real? –preguntó Fred.

—Definitivamente, -dijo George.

Y antes de que Umbridge pudiera decir una sola palabra, levantaron sus varitas y dijeron conjuntamente:

— ¡Accio escobas!

—Claro que sí, una salida diga de Fred y George—Dijo Venus tan bajo que Harry apenas la pudo escuchar.

Harry oyó un choque estruendoso en alguna parte a lo lejos. Mirando hacia su izquierda, se agachó rápidamente arrastrando a la rubia que estaba con él justo a tiempo. Las escobas de Fred y George, se habían arrancado de la pesada cadena y la clavija de hierro con la cual Umbridge se los había sujetado en el muro, y se lanzaban a lo largo del corredor hacia sus dueños; Dieron vuelta a la izquierda, se movieron a gran velocidad bajando las escaleras y se detuvieron delante de los gemelos, con la cadena traqueteando ruidosamente en el piso enlosado de piedra.

—No nos veremos,- dijo Fred a la Profesora Umbridge, meciendo su pierna sobre su palo de escoba.

—Sí, y no se moleste por mantenerse en contacto — dijo George, montando en la suya.

Fred miró alrededor a los estudiantes en el gentío silencioso, vigilante.

—Quien quiera comprar un eficaz Pantano Portátil, como hemos demostrado con el del piso superior, que venga al noventa y tres del Callejón Diagón "Bromas mágicas Wesley" —dijo en voz alta.

—¡Nuestros nuevos locales!

—Habrá un descuento especial para los estudiantes de Hogwarts que juren que van a usar nuestros productos para deshacerse de ese viejo murciélago —añadió George, señalando a la Profesora Umbridge.

— ¡DETÉNGANLOS! —gritó Umbridge, pero ya era demasiado tarde. Cuando el Escuadrón Inquisitorial se acercó, Fred y George despegaron del suelo, y salieron disparados a cinco metros en el aire, con la clavija de hierro meciéndose peligrosamente bajo. Fred miro a través del vestíbulo al poltergeist oscilando arriba y abajo sobre la gente.

—Hazle la vida un infierno, Peeves.

Y Peeves, a quién Harry nunca había visto acatar una orden de un estudiante antes, hizo un barrido con el sombrero acampanado de su cabeza en un saludo cuando Fred y George dieron media vuelta ante el aplauso tumultuoso de los estudiantes de abajo y aceleraron saliendo por las puertas principales abiertas en una gloriosa puesta de sol.

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Venus tenía que decir que estaba orgullosa de sus hermanos, o bueno, sus "hermanos" ella estaba segura de que ellos dos serían los mejores aquella misma tarde con un poco de la ayuda de Potter se habia vuelto a donde estaba Dumbledore.

En donde comió y bebió té caliente mientras le contaba la hazaña de sus hermanos a Dumbledore. Que reía cada vez que Venus, con sus poderes metamorfamagos, adoptaba la misma cara que tenía Umbridge al ver como los gemelos se escabullían de sus garras.

Dumbledore por su parte le habia contado que en los días que no se encontró en casa, esta se sentía muy sola. Admitiendo que la extrañaba. Pero también contándole algo de los avances de su misión.

Al parecer amarrarían al sospechoso y lo meterían a un armario, ella no esperaba de Dumbledore se fuera a tomar su estúpida idea tan enserio, pero lo habia hecho, en unos cuantos días cuando, Harry tuviera una visión ella ya estaría lista.

Alec y ella se encargarían de hacer el trabajo sucio, mientras que Albus... pues Albus iba a hacer lo que la gente de su edad hace normalmente. Una parte del plan era el escape. La mejor forma de escapar de Hogwarts era volando.

Así que durante un tiempo Venus habia estado dando unos cuantos señuelos a su amiga Luna Lovegood, Venus se habia asegurado de que ella supiera en que parte del bosque estaban los Thestrals. Para que cuando llegara el momento adecuado, la pequeña Luna los sacara de la escuela. 

La Promesa De Una WeasleyWhere stories live. Discover now