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Enredo un mechón ondulado color rubia alrededor de su dedo, mientras sus grisáceos orbes caminaban sobre las letras de aquel libro,que ella había nominado como su favorito.

Según ella, aquellas paginas, las cuales contenían trazos que a lo largo del tiempo las personas habían nombrado como "palabras", eran su hogar, su refugio.

Después de todo, la fantasía era el refugio para quienes la realidad se les hacia muy difícil de sostener.

– Su Alteza– Escucho clamar su atención a uno de sus esclavos– Ya han traído a la muchacha que a solicitado.

– Haz la pasar,  luego puedes retirarte– Dijo la de dorados cabellos sin molestarse a levantar la mirada.

Segundos después, la muchacha de irregulares cabellos castaños se hizo presente en la habitación de la princesa.

– Me mandaste a llamar?– Preguntó la menor con una mueca de desagrado.

Annabeth ni siquiera se molestó en dirigir su gris mirada hacia ella.

– Sabes que puedes terminar en el calabozo por todo un mes por tratarme de "tu" y dirigirme esas altaneras miradas?– Comentó la mayor, cambiando de pagina.

Piper respiro hondo, tratando de controlarse y no lanzarse a matar a la princesa.

– Qué necesita, su alteza?– Pregunto un poco más calmada.

La rubia sonrió con malicia, dejó su libro sobre el sillón donde antes su cuerpo reposaba y se giro para mirar a su esclava.

– Quiero que vengas conmigo a Roma– Dijo dirigiéndose al el baño– Y también quiero un baño, con burbujas.

Piper abrió los ojos como platos.

No, no,no...

– No creo que...

– Me estas contradiciendo?– Preguntó la princesa con voz fría.

Piper trago grueso.

– No...

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– Nico!

El chico de orbes marrones pego un pequeño brinco por el susto y colocó la palma de su mano sobre su corazón, el cual palpitaba rápidamente gracias al susto causado por aquel grito.

O tal vez por la emoción de escuchar aquella voz.

Se dio media vuelta, dejando a un lado la escoba con la que antes limpiaba el suelo de la habitación del príncipe, para poder encontrarse con el chico de orbes verdes.

– Buenos días – saludó regalándole una pequeña sonrisa, para luego dedicarle una reverencia.

El mayor fruncio el ceño, le disgustaba que alguien a quien consideraba un amigo le dedicase esa clase de gestos.

– Iré al grano– Dijo  Perseus sonriendo– Quiero que vengas conmigo a Roma.

Si Nico aun estuviese sosteniendo la escoba, esta se le hubiera resbalado de las manos. Su boca se abrió por la impresión y sus ojos se llenaron de terror.

Dioses, no, no puedo ir a Roma, todo menos eso.

– Percy te lo agradezco... Pero no puedo...

– Por favor, Neeks– El corazón del menor pareció pausar sus palpitaciones al escuchar el apodo, o tal vez por la carita de foca bebé que el mayor le estaba regalando.

Suspiró, estaba seguro que se arrepentiría de aquello.

– Está bien... Acepto.




Bueno espero que les haya gustado el cap😇

Porqué creen que Nico y Piper no quieren ir a Roma?

Chau!!

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