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Dedicado a:

sonia-grier

Bianca di Angelo, la entonces pequeña heredera de Roma, miraba fijamente la hinchada panza de su madre.

Sus ojitos brillaron de emoción.

Por fin tendría con quien jugar al escondite, con quien hablar y compartir sus hermosos juguetes.

Al fin tendría a quien proteger, a quien enseñar.

– Tendrás que cuidarlos Bianca– Le había dicho su padre cuando se enteró de la pequeña criatura que vendría en breve– Será tu principal responsabilidad, incluso cuando herederes mi trono.

La pequeña sonrió, estaba impaciente.

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Un pequeño príncipe de entre cinco y seis años corría por el puerto de Roma.

Sonreía , reía, gritaba, saltaba, y volvía a sonreír.

Se acercó al borde, dispuesto a saltar sobre el mar, lleno de olas que está a seguro lo recibirían de brazos abiertos.

– el mar es bueno– le dijo su mamá en una ocasión – No te dañara, a menos que decidas dejar de luchar.

– Nico!– Escuchó que su hermana lo llamaba en la lejanía– Nico!– Se volvió a escuchar su voz.

El azabache se dio vuelta con el ceño fruncido y miró a su hermana. Esta lo agarró bruscamente del brazo y lo arrastro hasta que estuvieron lejos de la orilla del puerto.

Bianca acercó su rostro al suyo y lo miró con furia.

– No vuelvas a hacer eso!– le gritó entre enojada y asustada.

Nico, quien nunca había recibido un grito de parte de su hermana, retrocedió un tanto asustado y sus ojos se aguaron rápidamente.

Bianca se dio cuenta de su error y apretó los dientes, regañandose a sí misma por haberse atrevido a siquiera levantarle la voz a su hermanito.

Suspiró y atrajo a Nico hacia si misma para envolverlo entre sus brazos.

– Lo lamento cariño, no volverá a pasar, lo prometo, sí?– Prometió colocando un beso sobre su frente.

El menor asintió y le regaló una sonrisa.

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El pequeño príncipe observaba maravillado como su padre colocaba una preciosa corona sobre la cabeza de su hermana.

Aquel día, el rey le entregó oficialmente el  puesto de heredera, además del de líder de la corte.

Nico se sentía orgulloso de su hermana, aunque seguía sin entender que quería decir "orgullo".

Aunque si padre le había indicado no moverse ni un centímetro o mirar hacia otro lado que no fuese él durante la ceremonia, Bianca corrió un poco la cabeza y desvío un tanto la mirada para observar a Nico, sonreírle y guiñarle un ojo.

Nico le sonrió y sacudió su pequeña mano en forma de saludo.

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Bianca di Angelo, futura heredera al trono de su ciudad natal,  hija mayor del rey Hades de Roma mantenía la mirada perdida entre los bosques que conformaban el paisaje que se mostraba ante su balcón, mientras acariciaba la tela de su vestido y soñaba despierta.

Repentinamente Escuchó el repiqueteo que se escuchaba siempre que alguien tocaba su puerta. Suspiró, un poco fastidiada por la interrupción de su hasta ese momento tranquilo día, giró la cabeza y gritó en dirección a la puerta para que quien fuese que interrumpía su maravilloso día escuchara que su petición para entrar a la habitación era aceptada.

Cuando vio a uno de sus esclavos entrar a la pieza para informarle que su padre requería de su presencia, se imaginó que era algo grave.

Pero jamás imaginó que era para informarle que  su pequeño, aquel niño que siempre protegió y amó, había desaparecido, que el destino de su hermano estaba en manos de desconocidos.

Le rompió el corazón.

No volvió a salir de su habitación.

Esclavos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora