열 여섯

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Aquellos tiempos fueron demasiado complicados, me sentía triste y solo, en muchas ocasiones me sentí un completo imbécil por haber arruinado nuestra amistad, sabía que aquello no era más que excusas, pero en esos momentos era algo que me impedía molestarme por tu reacción.

Una noche mientras estaba en mi departamento llegaste ebrio haciendo todo un escándalo sólo por tratar de que abriera la puerta, cuando finalmente lo hice sólo susurraste un "Maldito Ji idiota, ¿Por qué me haces esto?" y me besaste sin más, en esos momentos me encontraba en shock, creí que era alguna clase de sueño porque no había forma en que realmente estuvieras allí besándome. Cuando te separaste comenzaste con un discurso en el que debía tratar de comprender lo que decías, pero a pesar de ello jamás olvidaré lo que dijiste en él.

"Tú, maldito enano ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué cuando me alejé, tu fantasma aún me perseguía? ¿Por qué siempre tengo que recordar tu rostro, tus tontas sonrisas, la manera en la que decías mi nombre o el tacto de tu piel cada vez que me abrazabas? ¿Por qué tengo que pensarte y anhelar que aún sigas a mi lado como siempre lo has hecho? ¿Por qué siento que si no estás conmigo mi vida no tiene sentido? ¿Por qué anhelo verte siempre sonreír y protegerte de todo lo que pueda hacerte daño? ¿Por qué las ansias por abrazarte, tocarte y besarte no desaparecen? Maldición Ji contesta, porque esto me está volviendo loco"

Aquello simplemente logró descolocarme y alegrarme en una manera descomunal, estaba jodidamente feliz de que me necesitaras a tu lado incluso si eso sonaba muy masoquista.

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