Shawn Mendes Imagines

31. Entrenamiento

Un rodillazo en el pecho te dejó sin aire por unos breves segundos, haciendote retroceder torpemente hacia atrás y dejándote un molesto dolor al ensanchar tu pecho para respirar.

Arremetiste contra el chico de cabello algo enrulado y castaño una patada al costado de su torso y tomando ventaja, pateaste detrás de su rodilla y corriste por la espada a escasos metros de ti.

El entrenamiento era duro, pero así debía ser si querían ganar la guerra que se avecinaba entre los clanes.
El clan al que pertenecías era el más numeroso y habilidoso en cuanto a combate de cuerpo a cuerpo se trataba. No querían proclamar la ventaja en voz alta, pero a todos les daba cierta seguridad en si mismos, y de seguro la pelea sería pan comido.

Tomaste la espada y la sondeaste con un limpio giro de tu muñeca, el filo apuntando al castaño. El chico solo se contuvo a mantenerla firme, preparado para el próximo movimiento que harías.

Shawn era rápido y ágil de un modo sobresaliente. Te emocionaba entrenar con alguien de su altura y Nivel, de cierta forma. No solo aprendías de él, sino que demostrabas tus habilidades.

Sus espadas chocaron en un estruendo metálico acompañados de gruñidos de ambos al blandir el arma con fuerza. Shawn opuso fuerza hacia abajo, girando su arma alrededor de la tuya y tirándote hacia atrás levemente. Atacó con una abanicada baja, a la cual respondiste con fuerza, deteniéndola a mitad de camino y alejándola.
Trotaste los escasos metros hacia él, empujando su espada hacia un lado y devolviéndole un rodillazo a su abdomen. Luego del golpe, se apuró a reclinarse hacia atrás, evadiendo la punta de tu filosa espada y cortándole el paso cerca de su pecho. Logró echarte hacia atrás y evadió un codazo de tu parte con un giro por debajo de tu brazo. Aprovechó y pateó tus pies, haciendote perder el equilibrio y caer de espaldas al piso.

El filo de su espada se detuvo frente a tu rostro, y una pequeña sonrisa victoriosa en su rostro dio por finalizada la pelea.

Extendió su brazo y lo tomaste, ayudándote a pararte. Recogiste tu espada, recobrando el aliento y quitándote algo de césped seco de tu ropa.

– Nada mal– dijo, faltante de aliento, llevándose sus manos a sus caderas y exhalando por la boca– Pero debes pulir tus movimientos un poco más. Alzas demasiado la espada y tu movimiento se vuelve predecible– asentiste soltandote el cabello y afirmando tu cola de caballo otra vez. Pasaste la parte trasera de tu mano contra tu frente y suspiraste– Tomate cinco minutos para recuperarte y seguiremos– dijo palmeandote el hombro al pasar a tu lado– te enseñaré algunos trucos.

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Se me ocurrió escribir algo mas diferente a lo que suelo escribirles. Me re va una parte dos de esto les digo.
¿A ustedes?