35. Entrenamiento V

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Perdón por la tardanza en la actualización. Empecé a escribirla esta tarde pero un gatito bebé estaba llorando arriba de mi techo y acudí enseguida a ella. Ahora está conmigo en la cama mientras escribo esto :)

Y esta historia ya va por 86+k leídas!!! OMG. Ochenta y seis mil gracias de todo corazón.

Y ahora a lo bueno...

Shawn me sostenía firmemente de un brazo, mientras que la otra mano se encargaba de frotar mi espalda mientras me desgarraba la garganta tosiendo sangre.

Fiebre hemorrágica.

Hace un tiempo atrás asaltaron a un grupo de los nuestros con el mismo patógeno. Ninguno sobrevivió. No sabíamos como tratarlo. Y aquel ataque fue uno de los catalizadores del conflicto actual. Los clanes divididos y una guerra alzándose, sin mostrar ningún freno.

(...)

Conforme el tiempo pasaba, me costaba cada vez más respirar y el intenso dolor de cabeza iba y venía. Primero un sector de mi cabeza, luego otro. Se calmaba un breve momento, para luego culminar mi cráneo entero. Mi estado era deplorable.

El castaño me tendió la cantimplora y midió mi temperatura con su mano, ansioso. Chistó con los dientes frustrado y se arrodilló ante mí. Tiró del cuello de su camiseta y se la quitó, su torso marcado ahora al descubierto. Lo miré en silencio, sin comprender porque ahora se le daba por lucir sus abdominales. Se dirigió al río y empapó la camiseta en el agua. Chorreante de una mano, la colocó en mi frente, provocando que cerrara los ojos ante la frialdad que la  tela mojada me brindaba. Por escasos segundos, calmó el calor y el dolor que mi cuerpo sufrían, pero parecía ser que era tal mi temperatura que evaporaba el agua al más mínimo contacto. Pasó la camiseta por detrás de mi nuca, recogiendo mi cabello con cuidado y presionando para que las gotas se deslicen sobre mi piel. Ascendió a mi mentón, y tiré mi cabeza levemente hacia atrás, hasta donde la descompostura me lo permitía.

Fallidos intentos y amenazas se pronunciaban contra el Omega, el cual momentáneamente miraba a los ojos o respondía con una expresión vacía en su rostro con manchas blancas de pintura. Estaban al borde de la rendición. Rogarle no serviría, mucho menos amenazarlo; el Omega no tenia intenciones ni razones para ayudarme.

El gusto a sangre permanecía en mi boca, tomase la cantidad de agua que me fuera posible consumir. Observaba decaída cómo mis compañeros inútilmente intentaban doblegar al hombre para conseguir la cura.

Siete tubos. Siete líquidos de siete colores diferentes y texturas con siete diferentes reacciones; una de ellas debía inyectarse para detener y contrarrestar la infección. Por supuesto, antes de que se prolongue lo suficiente para que no sea demasiado tarde.
La idea de infectarlo a él surgió, acorralándolo a que revele la solución, más no creía que funcionaría. De todos modos, lo hicieron; le arrebataron el contenedor de flechas y Grayson incrustó la punta envenenada en su brazo.

Mas el tiempo corría en mi contra, puesto que llevaba la delantera.
Intenté levantarme, con la poca esperanza de que mis palabras lo convencerían. Me tambalee, mi cabeza dando vueltas como si la Tierra de pronto rotase sobre su eje a la velocidad de la luz. Y shawn por supuesto, intentó detenerme.

—¿Qué crees que haces?—Espetó él, sus manos tomando mis hombros y deteniendo mi lento paso.
— Deben irse... los Omegas podrían encontrarlos. Deberían dirigirse.... dirigirse al campamento Kappa; quizá no... n-o llegar-on ahí todaví-a—pronuncié costosamente, sosteniéndome del castaño.
—Avanzaremos cinco pasos contigo. No...
— En ningún mo-mento me in-cluí en el plan— le interrumpí. Callado, me miró como si acabara de decir una locura, pero que tenia sentido a la vez— No hay na-da que pueda-s hacer para...
— No digas eso.
— S-hawn, el tipo no tiene razón alguna para salvarme.
— Pero yo sí. Tengo mil y una razones y no pienso por un segundo darme por vencido. No si eso significa perderte.

Shawn Mendes ImaginesWhere stories live. Discover now