El orden de los factores...

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Solo un beso suave, lento, tranquilo, un beso que podía rozar lo casto. Un beso que sin embargo era extraño, cargando de una sensación que no podían procesar del todo, ambos, era como si el tiempo alrededor simplemente se hubiera detenido en busca de sostener ese extraño sentimiento.

Uno que alguno no conocía y el otro había pensado que jamás lo iba a vivir como tal. Era una atracción complicada.

Un veneno de sabor tenue que se hacía adictivo a medida que los segundos pasaran, una manera extraña pero dulce de "caer". Y como todo veneno adictivo que se respetara como tal, tenía factores que lo apoyaban. Las feromonas dentro de ese cuarto cerrado se hacían intensas y aunque no fuera un Alfa, estaba afectando los sentidos del joven de piel clara. Su autocontrol era suficiente, pero parecía que el de ambos se fundían para terminar por evaporarse.

Los labios de Seung-Gil presionaban contra los del tailandés, quien no se negaba a corresponder en lo absoluto, la mente ida de Phichit tampoco ayudaba en lo absoluto a saber por qué, a pesar que ni siquiera llevaban mucho tiempo de una "amigable relación" estaba dejándose caer por sus bajos instintos de Omega siendo que jamás había pasado antes.

"Si existían Alfas predestinados para un Omega... ¿Podría un Beta causar la misma reacción?"

Sus alientos se hicieron pesados cuando el beso se tornó profundo y sus lenguas se enlazaron en el ósculo que hizo gemir al moreno. Al separarse solo se pudo escuchar un jadeo ahogado por parte de Phichit, puesto que no había alcanzado a recuperar aire antes de que aquel beso se hiciera más profundo, necesita tomar algo de oxígeno, recuperar el aliento perdido.

Era incómoda la situación luego de aquel beso, ambos no sabían que decir y aun así habían cosas que debían decirse, solo que no estaban las palabras correctas. La mirada fija entre ambos al momento en que intentaban recuperar el aliento quizás bastaba para ese entonces. Las mejillas sonrojadas de Phichit que inclusive podía notarse en esa tez canela. El propio sonrojo más que notorio en el rostro del coreano. Podía decirse que ambos eran una mezcla de vergüenza y ¿Deseo?

La cercanía entre los dos a pesar del tiempo no se había hecho tan grande como para ello. Aun siendo un Beta, no debería dejarse caer por el celo de un Omega. Pero estaba siendo complicado con Chulanont, era distinto ¿Por qué? ¿Qué tenía de distinto? Era otro patinador, otro competidor y rival, jamás había pensado en él de otra manera...

A pesar de ese adorable rostro, esa sonrisa que siempre desprendía la alegría que a su propia persona le "faltaba", esos ojos que lo miraban con amabilidad a pesar de las muestras toscas que tenía al relacionarse con otros, su pequeño cuerpo de figura algo delicada y atractiva. Esos labios suaves y dulces que moría por volver a probar...

¿En qué momento sus pensamientos habían terminado en algo así?

Ah, ambos estaban tan perdidos que el silencio, a pesar de ser incómodo no molestaba, solo estaba ahí mientras que recuperaban el aliento antes de gastarlo en un nuevo beso. La banca y esas cuatros paredes serían sus cómplices.

Dos cuerpos recostados, uno sobre el otro mientras devoraban sus labios y consumían sus ansias en un beso que aumentaba en intensidad con el paso de los minutos y que aun así no era suficiente. El coreano cortó aquel beso para atacar directamente el cuello desprotegido de Phichit, pequeños besos y lamidas que chocaban con su aliento cálido. El moreno no sabía si era cosa del celo el estar tan sensible, pero no pudo limitarse en cuanto a reacciones, los jadeos y gemidos no se hicieron esperar, menos cuando el Beta comenzó a morder su cuello, dejando marcas posesivas.

Las manos de Phichit se apoyaron en los hombros del menor, buscando un soporte y además mostrando un abierto aceptar a sus acciones que claramente lo tenían gozando de manera indudable en aquellos instantes. Casi por inercia pasó sus piernas por las caderas del coreano, haciendo que sus hombrías, bajo las ropas, estuvieran juntas y por ello mismo, una pequeña fricción comenzaba a marcarse casi al mismo ritmo en que sus respiraciones iban.

There He Is (SeungGilxPhichit)Where stories live. Discover now