Un Beta poco encantador

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La charla había sido muy larga, no porque hubiera mucho que decir o explicar, sino que esto se debió a que el coreano no encontraba la manera correcta con la cual explicar lo que estaba pasando (Omitiendo lo que había pasado en los vestuarios).

Claro que le molestó escuchar la risa de Plisetsky, aunque no sabía que esa risa había sido una pequeña risa de nervios porque ¿Quién pensaría que alguien como Seung-Gil tuviera la capacidad mínima para entender ciertos detalles tan obvios? Eso era algo que al ruso lo superaba por completo, llegando a pensar "Ni siquiera el cerdo es tan lento..."

Otabek, por su lado, se mantuvo en silencio, retomando atención hasta momentos después, quizás porque aun estaba procesando las cosas que el coreano había estado mencionado "entre palabras". Cierto era que sería difícil lidiar con todo, pero confiaba en que tenía lo "necesario", o mejor dicho, a la "gente necesaria" para ayudar con ello.

-Déjame ver si lo entendí, técnicamente estas admitiendo que eres un inútil en cuanto a relacionarte con el resto y por eso no tienes ni la más jodida idea de si te gusta ese amigo del cerdo o no...- Bien, Yuri había hecho un análisis perfecto, aunque claro, todo con una cara que reflejaba lo mucho que detestaba la idea de inmiscuirse en ello.

-Supondré que de vez en cuando está bien que te digan esas cosas a la cara –Si algo aprecia Seung-Gil de aquel ruso, es su honestidad, aunque aquel momento no fuera el adecuado para ello.

-Es porque eres lento ¿Cierto? –Y eso fue dicho con malicia.

-Pero podemos ayudarlo –Al menos Otabek no lo había negado, punto a favor de Yuri, el kazajo también se había dado cuenta del detalle.

- Entonces aceptaré la ayuda, sea cual sea...- El coreano tendría que resignarse, sea cual fuera la idea que el kazajo tuviera en aquellos momentos.

Yuri miró de reojo a Otabek, como si preguntara "¿Cómo demonios harás algo así?".... tenía un pésimo presentimiento de todo eso.

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Los días en los que aquellos tres estuvieron en Detroit no pasaron de más de un par. Para cuando había calculado el tiempo de ello ya habían pasado algunas semanas, aunque también eso hacía acortar el tiempo que tendría Phichit para la próxima vez que pudiera ver a su mejor amigo.

Se les había presentado a Phichit y Seung-Gil la oportunidad de asistir a una presentación de exhibición en Japón. Ninguno de los dos se negó a participar, era una buena oportunidad para medir el alcance de sus logros entrenando allí, tanto por separado como esos entrenamientos nocturnos.

El tiempo en vano no pasa, después de aquel incidente las cosas habían tenido un cambio notorio entre ambos, miradas cómplices, comentarios que solo ellos entendían, el silencio ya era incómodo, además tenían los pequeños momentos donde se daban un tiempo para salir juntos, siendo una cafetería su punto de encuentro. ¡Inclusive ambos habían presentado a sus respectivas mascotas! Lo cual terminó siendo una experiencia divertida. Pero, eso no era todo, porque luego de "aquel tipo de encuentro" algo de tensión quedó entre ambos, una que era cortada por alguno de los dos en ocasiones, con pequeños besos que pecaban de ser una que otra vez, bastante fuera de la palabra "castos".

Phichit había aprendido a reconocer ciertos gestos en el coreano, desde cuando algo le molestaba hasta cuando algo se le hacía muy divertido, sin contar esas pequeñas sonrisas que había podido captar con su cámara. Por su lado, Seung-Gil había comprendido lo caprichoso que podía llegar a ser el tailandés, no solo era bastante complicado hacer que diera su brazo a torcer, o ese optimismo que tenía no dejara de ser abrumante, se dio cuenta de lo competitivo que era en el fondo además de que tenía "ciertos problemas de humor" cuando despertaba.

There He Is (SeungGilxPhichit)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum