There He Is (SeungGilxPhichit)

There He is.

Debió haberlo visto venir...

-¡No me digas "qué" nada más! ¡Haces que me ponga más nervioso de lo que ya estoy! –Y eso que hasta le había bajado la temperatura de lo mucho que le estaba haciendo mal esa situación. Lo peor es que debió realmente haberlo visto venir, ya sabiendo el poco tacto que tiene el coreano.

-Perdón pero es que... -Tampoco es que Seung-Gil pudiera decir algo, aquello lo había tomado absolutamente por sorpresa ¿Cómo no pensó eso antes? Era cierto, lo habían estado haciendo mucho sin condón y se le olvidó por completo aquello de que los anticonceptivos no son absolutamente confiables- No sé qué decir al respecto... -Bien, de seguro se ha ganado un pase al sofá, otra vez.

Pero estaban casados, si... estaban casados ¡Es algo normal, algo natural! ¡Aunque ninguno de los dos lo había planeado, era algo natural!

-No digas nada –Bien, ya no importaba. Phichit se daba por vencido, porque ya sabía, ya conocía ese lado de la personalidad del coreano: Cuando quería podía ser un idiota sin tacto; pero aun así lo amaba. Claro que de todos modos había algo que le preocupaba -... No, espera, dime ¿Estás feliz con ello?-.

La pregunta fue tan sincera que simplemente Seung-Gil no pudo responder de buenas a primeras. Si le preguntaban como tal, diría que si, le hace feliz, es decir, luego de cuatro años juntos sin dudas le hacía bastante feliz, pero por otro lado, lo hacía sentirse sumamente nervioso porque había... planeado temas de paternidad para más adelante.

-Lo estoy, no miento, de verdad lo estoy –Era mejor quedarse con lo primero, sin dudas, quizás lo otro pasaría con el tiempo, estaba casi seguro de que sería así.

Al menos hizo que Phichit sonriera, y además de ello recibió muchos besos cariñosos, lo cual hacía que la tensión acumulada por la noticia comenzara a disiparse y ayudaba a que el coreano también sonriera, devolviendo aquellos besos y cariños de igual manera.

Si, por ahora no debía seguir pensando en eso, debía disfrutar de la noticia, iban a ser padres, un niño o una niña de ambos, algo que quizás les hubiera costado mucho tener a futuro por ser un beta y un omega pero que ahora por ciertas casualidades (Descuidos) podían tener.

Era mejor centrarse en los puntos positivos... algo que sin dudas había aprendido de Phichit, eso era a ser más optimista.

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El primer trimestre fue cosa de pánico y caídas constantes, literalmente caídas constantes. Phichit no lo estaba llevando bien, muchas veces se desmayaba de la nada y aunque tuviera cuidado de no sobre esforzarse en su "trabajo" y en sus labores del hogar, el cansancio podía con él de una manera tal que terminaba por votarlo con desmayos o mareos que le hacían pasar horas acostado sin poder moverse mucho.

Le preocupaba demasiado a Seung-Gil como para dejarlo solo. Aun cuando tenía que concentrarse en entrenar, no podía quitarle la mirada de encima al tailandés cuando ambos estaban en la pista. Era constantemente regañado por el propio Phichit, quien le recalcaba lo importante de aquella temporada, del significado que tenía.

De esa manera el coreano no se sentía seguro de asistir a las competencias, de dejarlo solo sin nadie más que le ayudara. Por suerte solo duró ese periodo de tiempo y cuando tuvo que partir por temas de competencia se sintió más seguro, aun cuando en el fondo su instinto protector le rogaba que se quedara acompañando al tailandés, sabía que tenía cosas importantes que hacer y recibió una pequeña mano amiga por parte de uno de los cercanos de Phichit: Christophe Giacometti se encargaría de ayudar con los cuidados de su pareja.

Seung-Gil recibía todos los días en las noches, cuando estaba fuera, mensajes y mensajes de Phichit contándole cómo habían estado las cosas, hasta mandándole fotografías de las cosas que compraba con Giacometti, era una buena manera de aliviar su presión... aunque quería estar allí. Pero si lo veía de un punto de vista, también le hacía querer ganar a toda costa aquel año el Grand Prix Final, para que aquel esfuerzo hubiera valido la pena y para demostrar lo valioso de la coreografía que había hecho junto con su pareja.