Cáp. 8

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Agarré la almohada e intenté contener la respiración, no quería gritar. Todos mis músculos se tensaron cuando su lengua llegó a mi ombligo, su mano acariciaba mi miembro y mis pensamientos estaban más que perdidos en su cuerpo. Ambos estábamos desnudos y nos deseábamos más que nunca, no quería que parase, no quería que dejase de tocarme, de besarme, de rozarme.

-No pares... -Le dije casi en un susurro, con la poca voz que conseguía salir de mí.

-No pienso hacerlo. -Tras esto se abalanzó sobre mí y empezó a comérmela sin espera, con las ansias de quien lleva deseando poseer a alguien demasiado tiempo.

Apenas podía contener los gritos, estaba temblando de placer, nunca había tenido sexo tan salvaje, nunca me habían hecho esas cosas, no sabía ni cómo actuar. Él me dijo que me dejara llevar y yo le hice caso... De pronto sus manos se abrieron paso entre mis piernas y su lengua empezó a jugar con mi entrada, sabía lo que quería y estaba preparado para dárselo. Le facilité la situación y abrí las piernas, él sonrió y cogió el lubricante que guardaba en el primer cajón de la mesita. Nunca me había hecho falta utilizarlo, pero a veces jugar un poco no está de más. Se lo echó en el dedo índice y empezó a introducirmelo poco a poco. Mis gemidos iban en aumento, ya no podía más, estaba a punto de correrme y él lo sabía.

-Córrete, pequeño, pero no te pienses que tras eso vamos a parar... -Acercó su boca a mi miembro mientras seguía introduciéndome el dedo y exploté, no podía más. Acabé en su boca y el placer que le produjo esto hizo que yo me excitara más. Esto estaba siendo demasiado.

Se puso un condón y entró en mí. Yo estaba debajo así que él se encargaba de marcar el ritmo. Veía en sus ojos cómo estaba disfrutando, el pelo le caía en la frente y estaba tan sudado que no podía más que besarle por todas partes. Quería y deseaba cada célula de su cuerpo.

-Joder, Even, qué bien follas.

Even sonrió, me miró a los ojos y me dijo...

-Isak, Isak, ¡Isak! Llegamos tarde. 

Abrí los ojos como buenamente pude y me encontré a Chris mirándome mientras se vestía. Había sido un sueño, mierda. Me incorporé y me sacudí el pelo, obviamente estaba empalmado. Salí de la cama y noté cómo Chris se quedaba mirándome el paquete.

-¿Qué pasa, anoche no tuviste suficiente? 

Le sonreí y le di un beso en la nuca. Lo cierto es que anoche nos tiramos al menos tres horas haciéndolo, no entendía por qué acababa de soñar eso.

Me vestí, cogí el desayuno y me fui con Chris al instituto. Hacia tiempo que la gente sabía que estábamos juntos así que muchas mañanas llegábamos de la mano. Llevaba dos semanas sin saber nada de Even, ni siquiera me lo había cruzado, nada, como si nunca hubiera existido. 

Me despedí de Chris y entré a la clase de Educación Física. Esa mañana tocaba fútbol, así que cogí el balón y me puse a darle toques. Cuando apenas quedaban diez minutos de clase miré a la puerta y encontré a Even mirándome. Se me paró el corazón, llevaba mucho sin saber de él y la última vez que hablamos se pusieron las cosas muy raras. Cuando se dio cuenta de que le había visto me hizo un gesto para que fuera tras él. No encontré a la profesora, así que salí sin pedir permiso y le seguí hasta los aseos. 

Volver a verle despertó muchos sentimientos en mí, no  habíamos pasado demasiado tiempo juntos pero todo lo que había vivido con él había sido muy intenso, no sabía qué decirle ni qué hacer. Me quedé de pie frente a él, mirándole, intentando disimular los nervios que me recorrían el cuerpo.

-Se te da muy bien el fútbol. -¿Después de dos semanas sin hablar eso es todo lo que tiene que decirme?

-Gracias. -Le contesté en un tono frío y cortante.

Te salvaría otra vez - Evak + Chrisak (SKAM) Where stories live. Discover now