No longer reason to pry or to justify

4.6K 656 448
                                    

Había obtenido dos trajes más. Gemma consideró que Louis podía prescindir de la excentricidad en su vestuario, le aconsejó que no se deje tratar como una mascota, que a Harry le gustaba demasiado ponerles moños rojos a sus gatos. Guardó el rosa pastel en su placard y se calzó el negro, cuya tela a simple vista parecía lisa pero llevaba finas líneas en el tramado del saco y el pantalón. Arregló su cabello lo mejor posible y se afeitó, era el tercer día que pasaría con el chico, escribiendo hoja tras hoja acerca de cómo sus ojos cambiaban de tono con el clima, de cómo sus dedos acomodaban cuidadosamente cada prenda en el maniquí, de cómo reversionaba las viejas modas usándose a sí mismo de experimento. Su juventud lo acobardaba, su presencia lo hacía sentir insuficiente, sus secretos lo invitaban a un mundo que hasta hace poco le parecía superfluo, vacío.

Quizás la moda como entidad estuviera vacía, pero Harry Styles estaba lleno de ella.

Hoy tendría su tercera jornada con él. El contrato se extendía por una semana pero los hermanitos terminaron acortando el plazo, Gemma debía viajar en el quinto día y Harry debería abocarse a terminar los detalles de la colección. El GPS de su auto lo guiaba hasta un estudio en el centro de Los Ángeles; a Louis no le gustaba Los Ángeles, era todo un inglés con hábitos de neoyorkino, la temperatura y las palmeras lo hacían sudar de más y ponerse de mal humor. Se identificó en la puerta del lugar, un alto edificio de vidrio negro, con la credencial provisoria que había obtenido por medio a Liam. Tomó el elevador hasta el cuarto piso, su mente traviesa no dejaba de jugar con las posibles combinaciones de ropa que el heredero llevaría hoy, uno de sus desafíos mentales favoritos.

Las compuertas de metal se dividieron ante él, del otro lado todo parecía una coreografía pre pautada; había modelos dejándose aplicar maquillaje en taburetes altos, fotógrafos y auxiliares ajustando sombrillas y luces, miles de costureros ajustando las prendas de la producción, una mesa con catering intacto en un costado, el backstage de un photoshoot al máximo exponente. Allí, en medio de todo ese carrusel de personas perdiendo la cabeza, se encontraba el dueño del circo; Harry vestía un camiseta básica blanca y unos jeans negros, anudado alrededor de los hombros tenía un buzo color rosa chillón, casi flour. Su corte casco había sido reemplazado por un estilo que echaba todo su cabello hacía atrás, manteniéndolo en su lugar con un par de anteojos negros. Totalmente embriagado en la conducción de los cuerpos que se movían por el salón, no notó su presencia hasta que Louis llegó a su lado. Estaba desarmándole las trenzas de un recogido acartonado a una chica menuda y rubia. Apenas le regaló una mirada fugaz.

"Veo que te has dejado llevar por mi hermana, hubiera sido lindo verte en otro color que no sea negro." Fue lo primero que dijo, a modo de saludo y con cierta indignación.

Louis rió mordiéndose el labio y meneando la cabeza.

"Todavía no acumule el valor necesario." Acabó decidiéndose por responder.

"El rosa, es el único color que verdaderamente representa el rock and roll." Sentenció Harry enviando a la modelo a que le retoquen el labial.

"Puedo ver que llevas el estandarte." Provocó Louis, moviendo las cejas hacia el abrigo que se enredaba en la ancha espalda del heredero.

Había una cierta coquetería en las expresiones de Harry, sin embargo el ambiente fue interrumpido por otra joven del staff, estaba enfundada en un top cuarzo de satén a juego con una pollera del mismo tono, Harry le alisó una imperceptible arruga en el borde la falda. Chasqueó la lengua varias veces.

"No estoy seguro acerca del cabello suelto..." Sopesó mientras cambiaba de ángulo para verla mejor. La chica se encontraba rígida como una muñeca.

Louis aprovechó para dirigirse disimuladamente hacia los aperitivos, estaba convencido que ninguna persona de todos los presentes se acercaría a la mesa (sin contar los técnicos y ayudantes, quienes parecían ajenos a toda construcción social de la belleza, Dios los bendiga). Varias cubetas mantenían frías las costosas botellas de champagne, no se equivocaría si dijera que estaban destinadas a coronar el final de un arduo día de trabajo. En la industria de la moda todos te miran como si les estuvieras haciendo perder valioso tiempo, incluso si estás apartado a un costado dejando que una tartaleta de paté de aceitunas baile en tu paladar. Te hacen desear ser invisible, no hay espacio para que te destaques aquí; los reyes y las reinas ya han arribado. Louis lo odia.

Fashion of his love » l.sWhere stories live. Discover now