Capítulo 29- Pierde las alas una mariposa

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En ese mismo baño, seguían arrodillados entre si; había un silencio que tenía un filo increíble, cada segundo que pasaba era una tortura y dolía muchísimo. Luego de unos minutos de lo que parecía la ruina de una historia de amor, Mia rompió con ese silencio

-Dante... cariño.. dime algo- La desesperación y la ansiedad volvían a llenar por completo a Mia, cada vez aumentaba todo, su corazón latía demasiado rápido y no de la mejor manera, ella estaba perdiendo la cordura. 

silencio, y nada mas que un tajante silencio cargado de lagrimas y una mirada perdida. En su mente solamente estaba la idea de que ya nada sería igual, que la había cagado y que ahora Dante, su Dante, el hombre que la había cautivado, enloquecido y amado, por fin amado; desaparecería. 

-Sabía que no debía decirte esto, lo siento tanto- En un acto desesperado Mia se sienta a horcajadas sobre el y lo abraza, enterrando su cabeza en el cuello del italiano.

-Perdóname, por favor, no dejes de amarme- Ahora era Mia la que lloraba nuevamente- Eres lo único lindo que tiene mi vida, lo bueno y el colorcito que tengo en mis mañanas... el amor que me das, la fuerza con la que me abrazas.. no quiero que te vayas de mi vida, no me importa nada más; no me importa la casa podremos vivir en la mía, el dinero es lo de menos, que seas mi jefe? puedo trabajar en otro lugar, solo me importas tu.

La tensión en Mia aumentaba cada vez mas y la idea de que Dante sentía asco por ella se hacía cada vez mas presente. Por lo que luego de unos minutos recalculando en todo esto decidió que el error ya estaba y que nada podía cambiarlo. 

Era una pena que todo el amor se hubiese ido por la borda por el pasado de Mia, todo en ella se convertía en una carga. El amor que ella sentía por Dante era inmenso, ya no seria mas el amore de él, no se despertaría con su aroma a su lado, el calorcito que tenía desaparecería y volvería a su vida gris, de la cual era él el que la había sacado como el héroe de su historia. Ya no se podía hacer nada. 

Por lo que se decidió en levantarse e irse con lo poco que le quedaba, y eso era ella misma. Había llegado desnuda, y se iba desnuda. 

Pero cuando quiso atravesar la puerta sintió una mano firme apretándole la pierna, evitando que ella de un paso más. 

-Mia...

-¿Dante?- Un rayo de esperanza atravesó sus pensamientos, con esa pequeña y diminuta palabra que no cargaba con nada mas que desolación. Con esa palabra le devolvió la esperanza.  

La mirada de nuestro italiano estaba perdida en la piel de Mia, en esos lunares por los que había pasado tantas veces y los cuales volvía loco; pero miraba sin ver, solo miraba. 

-No te vayas.. por favor- Esto ultimo lo dijo en un hilo de voz, sacando fuerzas desde dentro. Había pasado lo peor que se podría haber imaginado; habían lastimado a  Mia, a su Mia. 

-¿Acaso no sientes repulsión hacia mi?- Los inmensos ojos que ella tenía se encontraban vidriosos e iluminados, a diferencia de los de él que estaban opacos y oscuros. 

La mirada y la cara de Dante cambio de un momento a otro dándole un giro extraño a Mia- ¿Repulsión? Mia acaso estas demente?

-Es que yo...

-Basta, como crees que podría sentir asco por mi pequeña? Por mi cara, por mi amore, por mi Mia? -Hace una pausa para mirarla a los ojos con melancolía-Eres la persona mas pura que conozco cara, y saber que han quitado esa pureza de un momento a otro sin que tu pudieses hacer nada me da rabia, me hace sentir impotente

-Dante tu no tienes que hacer nada, fue mi culpa de alguna manera que aun trato de descubrir, no tienes que cargar con nada, yo

-Cállate cara, yo prometí que te protegería por cualquier cosa, y lo que debo hacer ahora es encontrar a esa gente y matarlos- La frialdad con la que lo decía era aterradora, tenía a un hombre de metro ochenta y algo, fornido y con poder monetario; era demasiado peligroso con los cables cruzados, imponía demasiado. 

-¿Matarlo? Dante te volviste loco? - Ahora era ella la asustada, sabía que Dante era capaz de cualquier cosa y que la amaba, con locura la amaba, se lo había demostrado. 

-En realidad es lo que me hace entrar en razón. No quiero que corras peligro, que sientas miedo, y mucho menos que otro hombre planee volver a ti; eres adictiva y el ser mas hermoso que hay en este mundo de mierda, eres Mia pequeña y no permitiré que ningún otro hombre o ser despreciable te ponga un dedo encima

Dante se acerca rápidamente a Mia, pareciera que de un momento a otro la relación cambiara demasiado rápido, era alarmante. Sabíamos que el era una persona celosa y exuberante pero tampoco creímos que llegaría a eso, ahora era posesivo. 

-Te ayudare con todo lo que pueda, te buscare al mejor psicólogo del mundo y mataré, a sangre fría y con mis propias manos, a cada uno de esos desgraciados.  Sean quienes sean, no les tendré piedad. 

A medida que el miedo aumentaba algo en ella crecía a su vez, sentía placer y satisfacción por las palabras de Dante. Estaba despertando algo en ella, las miradas que aparecían y los sentidos que desaparecían hacían perder la cordura de nuestra diabla. No podría volver a caer en esto, en que todo sean sonrisas o completo sufrimiento. No podía volver a esa clase de invierno de silencio, de sufrimiento, de cambios irracionales y de esa distorsión del amor. El amor deja ser lo mas bello, y pasa a ser injusto. Le gustaba que Dante dominara todo en cualquier momento. 


-Te amo, Dante

-Y yo a ti cara, te amo demasiado y tanto que duele no poder darte el mundo, duele no poder darte todo lo que te mereces; pero en algún momento lo haré, me tienes a tus pies. 

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Cap. referencia: 2 Cicatrici  y el 15, soffrire







Peligrosa obsesión [+16]Where stories live. Discover now