¿Odio O Amor?

Capitulo 1.

Ambar.
Nuevo año, lo mismo de todos los años, así que hice mi rutina y me fui a la universidad, cuando llegue era temprano, así que me dispuse a ir con Luna y Nina, pero llego Simon Alvarez así que yo decidí ignorarlo, hasta que me hablo.

—¿No piensas saludar? —preguntó el con una sonrisa en el rostro.

—¿Para que habría de hacerlo? —pregunté y el alzo los hombros—. Si no tienes nada mas que decir ¿te podrías ir? —eregunté para que el negará—. Entonces yo me voy —dije y me fui de alli.

(…)

El profesor explicaba mientras que yo sólo me limitaba poner atención y hacer apuntes en mi cuaderno cuando era necesario, hasta que menciono algo de un trabajo en parejas.

—Las parejas ya están armadas —dijo y empezó a asignar, todo iba bien hasta que dijo—: señorita Smith con el joven Alvarez.

—Disculpe profesor, ¿pero me podría cambiar de pareja? —pregunté inconforme con su decisión.

—No. Tienen que acostumbrarse a trabajar juntos.

—Bueno —le sonreí falsamente—. ¿Lo hacemos en tu casa o en la mía? —le pregunté a Simon Alvarez mientras llegaba a su lado.

—Da igual. Sabes que nunca me a importado sacar una buena calificación —dijo el prestandome la mas mínima atención.

—Lo haremos en la mía —dije y me puse a escribir en un papel la dirección de mi casa—. Te quiero allí a las cuatro de la tarde —dije y sin esperar respuesta me fui a mi asiento.

(…)

Simon.
Toque el timbre de la casa de Ambar y ella me dejo pasar.

—Media hora tarde Alvarez —rodé los ojos—. Te deje tu trabajo en la otra mesa.

—¿Desde cuando me das órdenes? —cuestioné.

—Desde ahora, así que ve —quedandome sin opciones le hice caso fui para luego tomar asiento y empezar el trabajo.

Ambar.

—Termine —dijo por fin, llevaba casi media hora parada esperando a que terminara.

—Bueno, puedes irte —dije para que luego el alzara las cejas.

—Sabes Smith desde pise esta casa no me has ofrecido nada, creí que eras mas como se le dice —hizo una pausa— cortez —dijo mientras se paraba de su asiento y trataba de rodearme.

—Dame una buena razón para ser cortez contigo Alvarez, y tal vez lo piense —dije mientras caminaba hacia otro lado para tratar de exquivarlo.

—Pues si no me dejaste conquistarte, al menos deberías de darme un vaso con agua.