Capítulo 3

680 56 4
                                    

"Y sin darse cuenta me había regalado las alas para volar junto a vos"


–¿Qué sucede? –se dijo así mismo mientras abría los ojos al sentir la presión del agua, le dolía el pecho, le hacía falta el oxígeno, se movió hacia arriba y con sus brazos empezó nadar hasta la superficie, saco la cabeza y empezó a respirar agitadamente, lo primero que noto es que donde se encontraba había un inmenso bosque, miro hacia abajo, parecía estar en medio de un lago, observo el cielo, no pudo evitar quedar embelesado por su color, observo las blancas nubes pasar, le parecieron tan curiosas, entonces dio un respingo, caía en cuenta que aquello que veía era ajeno a su mundo, conocía el infierno como la palma de su mano, aquello simplemente era la Tierra aquella que jamás logro vislumbrar.

Nado hasta llegar a la orilla, sintió la briza rozar su piel tersa y desnuda, camino así, sin sentido de la vergüenza o pena en su rostro, cada parte de aquella visión le parecía abrumadoramente hermosa, ensimismado en sus pensamientos no noto que poco a poco aquella visión verde iba disminuyendo por algunos objetos que a sus ojos le parecían extraños, pero para los ojos humanos eran simples adornos dentro del parque, de pronto un grito se escuchó, el chico miro a la fuente, una mujer que le miraba sonrojada, en ese instante comprendió el porqué de su acto, se tapó lo más que pudo con sus manos, trato de decir algo pero la mujer salió corriendo, necesitaba algo con que cubrirse, entonces observo que aquella mujer no era la única que estaba en ese lugar, gente por doquier en pequeños grupos se paseaban por la zona, suspiro hondo, no sabía porque se encontraba ahí, tampoco porque estaba desnudo, se calmó a sí mismo, a su edad no se iba a permitir sentir pánico en este tipo de situaciones, trato de caminar por las partes donde había menos gente, y así pudo por unos cuantos metros seguir hasta que sin darse cuenta por desviarse del camino por donde unos jóvenes iban se topó de frente con una familia, la mujer grito y en consiguiente atrajo a los dos niños que venían con ellos para taparles los ojos con sus manos, mientras el hombre que venía con ellos frunció el ceño y arremangándose las mangas apretó los puños preparado para lanzar un golpe al pervertido que les había arruinado la salida, sin dudarlo corrió, sabía que usar sus poderes estaba mal, corrió esta vez sin poder elegir por donde iba dejando a su paso un mar de gritos y miradas que le seguían, cansado de correr con el corazón a medio salirse de su pecho se detuvo con las manos en sus rodillas para recobrar el aliento en una especie de mirador, observo hacia abajo la inmensa caída que se podría llevar si es que no hubiera rejas para apoyarse, observo la vista desde donde se encontraba, parecía un lugar olvidado por las personas, pero aquello no continuo así cuando escucho un grito familiar que le hizo tener un escalofrió por la espina dorsal.

–¡Es él! –escucho decir, sus hombros se tensaron ante esas palabras aún más se tensó al girarse y ver nuevamente a la mujer que le había encontrado en un principio pero a diferencia de la primera vez venía con un hombre uniformado –¡Es el pervertido haga algo! – chillo la mujer apuntando al joven desnudo quien al percatarse del acercamiento del hombre uniformado no lo pensó dos veces y hecho a correr, dio un giro a la izquierda y otro a la derecha, después se ocultó entre los arbustos hasta lograr perderlos, agitado, y con las piernas temblorosas, no podía pensar que rayos había pasado para llegar a tal situación.

Sin notarlo una persona se había acercado hasta él, –disculpa– toco su hombro, sobresaltando al chico –¿Estas bien? – pregunto la chica de pelo rubio y ojos azules al asustadizo chico que estaba a punto de romper en llanto. –No, no estás bien –se auto contesto, vio su piel descubierta, no pudo evitar sonrojarse, pero al ver al chico temblando frente a ella, dejo aquella sensación que le parecía inútil, se quitó la chamarra, y atendió su mano hacia él con dicho objeto. –Por favor no tengas miedo –el chico la miro por unos segundos, ante los ojos de la rubia, aquel chico de grandes ojos amatistas le recordaba a un ciervo asustado, el chico algo dudoso tomo la prenda, la extendió tratando de entenderla, pronto vio que parecía un extraño kimono abierto, metió sus manos en las mangas, y la prenda se deslizo ligera por su dorso y brazos, por suerte el chico era de complexión delgada y aquella chamarra apenas le quedaba perfecta, la chica se acercó hacia él quien había quedado como piedra ante tal acción y aún más cuando la chica rozo con sus dedos aquel pequeño objeto metálico que colgaba del frente de la prenda, justo en ese instante le jalo hasta arriba de su cuello, no pudo evitar mirar a la chica, sus orbes se posaron en los rubios cabellos de la joven que le hizo recordar a una vieja amiga, en su interior sonrió ante el recuerdo, cuando la chica se separó de él no pudo evitar notar que ahora la prenda había cambiado pues ahora era cerrada ocultando su pecho, y parte de sus caderas como genitales.

Un Dios enamorado →【Puzzleshipping/Blindshipping】Where stories live. Discover now