El pecado

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"Entre las Ruinas del tiempo, buscando sin descanso, ambos un simple infinito fueron separados, corren detrás de sus pasos, esperando el fin de este ciclo maldito, un cuerpo y un alma separados por el rigor de sus pecados"


Cuando el caos reinaba hace mucho tiempo, la magia no era ni blanca ni oscura, ángeles y demonios, eran espíritus que vivían separados en su propia tierra capaces de transformar océanos en materia oscura y bosques en desiertos, de lanzar fuego hasta donde el cielo puede llegar y de llenar el aire con la oscuridad del humo negro.

La conciencia de cada mundo se hizo presente entre el encuentro de ambos Dioses que sin darse cuenta habían generado el principio de su fin, con el paso del tiempo demonios como ángeles habían estudiado las artes de la magia en aras de perfeccionarla ante sus necesidades clasificándola en Blanca y Negra, las rencillas entre ambos mundos no se hicieron esperar y cada vez se hacían más presentes.

Los Dioses de cada mundo pactaron la creación de una tierra libre donde tanto ángeles como demonios pudieran coexistir, aquella idea blasfema ante los ojos de su propia gente jamás pudo concretarse en cambio ante sus deseos más bajos crearon algo que pudiera abrazar su deseo frustrado.

La Tierra, un lienzo en blanco, era la contemplación del sueño que jamás pudo hacerse realidad, en ella del barro y la tierra los humanos habían sido creados, sin magia solo con su fuerza de voluntad y cuerpo habían sido bendecidos con una virtud más allá que nadie tenía, el libre albedrío, el cual, simple obsequio se había vuelto de lo más llamativo ante los ojos de ángeles y demonios que bajaban al mundo terrenal solo para lograr comprender aquella simpleza de la cual carecían

Aquel mundo que había sido creado para dividir ambas tierras ahora era punto de encuentro de demonios y ángeles que poco a poco hallaban gusto con la presencia del otro, pero un simple desliz, un sentimiento reciproco que nunca debió ser había dado inicio al fin de aquel sueño.

Ambos amantes sumidos en un amor más profundo que el que sintieron alguna vez por sus creadores, habían caído en los deseos de su corazón, la unión de un demonio y un ángel la cual no debía engendrar nada, por mandato divino lo hizo, algo que no era blanco ni negro, aquello que rompía las leyes en las que vivían sumidos, blasfemia ante los ojos que no fuesen sus propios padres era la señal de un nuevo inicio pero al mismo tiempo de la ruina de su propio tiempo.

La guerra entre ambos reinos se había suscitado, el desliz de los amantes había generado la destrucción de ambos mundos, el producto de ambas almas se había esfumado, rotos por la pérdida el juicio de ambos seres había sido expuesto frente a los ojos de sus iguales.

El decreto había sido expedido, arrancadas sus alas y piel solo almas sin sentido alguno, recuerdos lanzados en la deriva observaron su propia separación con ojos ya sin vida.

Uno lanzado a la hoguera, el otro lanzado a la Tierra, ambos bailan al mismo son, sin saberlo corrían detrás del otro, esa era su maldición. Para cuando uno llegaba el otro se había marchado ya.

(__)

Los miro con tristeza, les amaba, les amaba con todo su ser, ambos sin recuerdos y memorias del otro aun sentían su falta, sin poder borrar aquel sentimiento habían recorrido los pasos del otro para descubrir en cada vida que siempre llegaban demasiado tarde.

Con cada reencarnación un nuevo inicio que se les era concedido, pero el final siempre era el mismo.

Suspiro con tristeza, recordó la imagen de sus padres al verla esfumarse, pero lo que había nacido de ambos era algo más grande que ni la magia de ambos Dioses podría destruir, lo que alguna vez habían vuelto dos, había renacido como un ente puro que contenía la magia que nunca debió haberse olvidado.

Un Dios enamorado →【Puzzleshipping/Blindshipping】Where stories live. Discover now