Capítulo 29: Primero lo primero.

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NICOLÁS

Y como había dicho antes, si Charlotte quiere que me aleje será lo primero que no aré. Después de jugar un rato en el parque con Duque y de arreglar las cosas con Marcel la dejé en su casa, y yo volví a la mía, para presentarles a mis padres al nuevo miembro de la familia.
Al principio me vieron como si de verdad les estaba jugando una broma, después entendieron que todo era verdad; y después de hablar sobre cómo tenía que cuidar a Duque dentro de la casa, subí a mi habitación. Le había acomodado un lugar especial para él al lado de mi escritorio, y le había comprado una pelota, así que se entretiene con eso... supongo.
Charlotte.
No será fácil que ella vuelva a confiar en mí.
Porque eso perdí, su confianza y credibilidad hacia mi persona.
Como es que todo puede cambiar por culpa de un maldito arranque de no sé que cosa que me dio. En serio, no sé en qué estaba pensando cuando me puse en ese estado.
«Qué mejor para dar un consejo sobre una mujer... que una mujer» pensé. 
Tome el teléfono, y llame a mi hermana; espero que después de que le cuente todo no tome el primer avión sólo para venir a darme un buen golpe en la nuca.  
     — ¿Hola?— respondieron del otro lado de la línea.
     — ¿Cinthia? 
     — ¿Nicolás?, ¿qué hace mi lindo hermano llamándome así, de la nada? 
     —Bueno, quizá, tenga que contarte una historia... un tanto descabellada. 
Suspiró — ¿Qué hiciste?
˜***˜
No hablaba, sólo me escuchaba, no me interrumpió en ningún momento, eso fue bueno al principio, pero ahora que he terminado de narrar toda la historia, comienza a asustarme, no me ha dicho nada, no me ha insultado, ni me ha regañado, tal vez... aun esté procesando la información.
*O la traumaste y está pensando seriamente en terminar con su novio*
Aunque sería una buena opción, no, no lo creo.
*O tal vez busca la manera más sutil de insultarte*
Esa respuesta es más razonable.
     — ¿Sigues ahí? — pregunté.
Un sonido de asentimiento se escuchó por el teléfono.
     — ¿Cinthia? Respóndeme, por favor, necesito que me ayudes.
El mismo sonido de asentimiento.
     — ¡Cinthia! ¡Ya! Dime algo, lo que sea.— rogué.
     —Idiota.— y me colgó.
     — ¿Cinthia?— preguntaba una y otra vez separando el teléfono de mi oreja para asegurarme, pero sí, ella ya había colgado. Genial, ahora hasta mi hermana está enojada conmigo. Me dejé caer sobre la cama, extendí los brazos y solté el teléfono, tome una de las almohadas y me golpee la cara con ella.
*Tu propia hermana...; tu ya tienes récord de hacer enojar personas*
Calla. ¿Tan idiota fue lo que hice?
*No tienes ni idea*
Volví a golpearme la cara, una y otra vez hasta que el teléfono comenzó a timbrar. Lo tome de inmediato, me erguí en la cama y contesté.
     — ¿Diga? 
     —Perdón por haberte colgado, tenía que pensar con claridad lo que tenia que contestarte.
     —No te preocupes, me lo merezco.— me removí en la cama hasta encontrar la posición en la que me sentía más cómodo — ¿y qué pensaste?
     — ¡Ahora seré tu gurú del amor!
     —O mi bruja con verruga.
     —Vuelve a llamarme bruja y te las arreglas solo.— advirtió. 
     —Desembucha. —son expresiones normales entre nosotros, desde pequeños, a veces nos hablamos con señas o con claves para que nuestros padres no nos entiendan. Ella rió.
     —Lo primero que tienes que hacer es recuperar su confianza.
Me levanté de la cama y comencé a caminar por la habitación —Eso lo tengo claro, el problema es cómo.
     —No lo sé... ¿qué consejo te dio Marcel?
Dude un poco en contestar —No ser... un idiota.
     — ¿Por qué no se me había ocurrido antes?; es como una formula de física, tienes que resolverla. Y... te dejo, porque quedé de salir con mi novio.
     —Los tendré vigilados... a... distancia.
     —Celoso.
     —Avísame si el tipo trata de sobrepasarse, sé boxeo ahora.
     —No es cierto.
     —En realidad no. Gracias... por escucharme, te quiero, adiós.
     —Adiós, idiota, sigue mis consejos.
     — ¿Cuáles...?— colgó.
Mujeres, formula de física... no ser un idiota... gran revoltijo para mi cabeza.

˜***˜
Era fin de semana, tengo que pensar bien cómo empezaré mi plan: "recuperar a Charlotte"; que comenzará el lunes.
Ok, mi hermana dijo: formula de física.
Marcel dijo: No seas idiota.
Y Cuchirrión dijo: Primero lo primero.
Así que yo pienso que Cuchirrión tiene razón por ahora; encargué a Duque con Marcel, ya que parece que prácticamente ella quedó perdidamente enamorada de mi perro.
Yo me dirigí hasta el gimnasio a donde acostumbraba ir, y donde ahora trabaja Ty.
Cuando entré todo seguía igual, entonces sé donde encontrar a Ty justo ahora; caminé hasta el área de boxeo y ahí estaba, el chico por el que siento una completa envidia, envidia porque él si piensa las cosas, en cambio yo... sólo sigo la corriente.
Estaba comenzando con el calentamiento él solo, la clase comenzaría en una media hora... lo suficiente para hablar con él serenamente.
Entré —Ty, ¿Tienes un minuto?— pregunté, él se volvió a mí sin ninguna expresión, esperaba algo así como un "lárgate idiota" o un golpe quizá. 
     —Pasa. —me dijo dejando de golpear el saco. — ¿Qué te trae por aquí?
     —Venia a disculparme... —frote mi cuello —No creo que ese día yo haya actuado correctamente, pero bueno... al parecer tu sí.
     —Vaya que no actuaste de la manera correcta.— hizo un gesto —pero, en cierto modo lo entiendo. No te preocupes, no pasa nada. 
Para mí eso ya era suficiente, pero... venia a hablar con él, no a pedir disculpas y huir como un cobarde.
     — ¿Qué? ¿Por qué? Fue una estupidez lo que hice. — estaba totalmente extrañado.
     —Yo hice lo mismo Nicolás, una vez. Y también fue una estupidez. Por cierto, aun en estado de embriaguez... lanzas buenos golpes. Deberías venir algún día. 
     —Lo pensaré. ¿Cómo es que hiciste lo mismo?— no entendía de qué me estaba hablando.
     —Estaba enamorado Nicolás... — paró de golpear el saco y me miró —yo de verdad la amaba. Pero ella sólo se consiguió a otro, me emborrache y golpee al tipo, he ahí de donde saqué mi gusto por el boxeo. De todos modos la chica resultó valer una mierda, después de que casi me llevan a la cárcel por su culpa... la mujer resultó embarazada, y lo peor, de otro que no era el que yo había golpeado.
No me había agradado la manera como se refirió a la chica, pero tiene razón.
Asentí, después fruncí el ceño —Pero... yo no estoy enamorado de Charlotte.
Él rió — En todo caso... te ardió que estuviera con ella. Pero no te preocupes... no me interesa, de la manera en la que tú te imaginas.
     — ¿En qué manera crees que lo imagino?
Él me sonrió entretenido, dio un golpe al saco —Vamos Nicolás, no trates de engañarte a ti mismo. 
     — ¿Tienes novia? 
     —No, pero sí una chica en la mira. Una castaña demasiado hermosa para ser real, su nombre es Laura.— respondió dando más golpes al saco a la vez que daba vueltas a su alrededor.
     —Suerte con ella. Te lo mereces.
     —Gracias, también suerte para ti.
Con eso di por terminada nuestra conversación, sonreí me di la media vuelta y salí de ahí.
     — ¡Nicolás!— me llamó — ¡Cuando quieras venir, aquí te espero!— me dijo desde su lugar.
     — ¡Claro!— asentí con la cabeza y me despedí con la mano.
Salí del lugar con las cosas un poco más claras. Ty no era inconveniente, pero... yo no estaba enamorado de Charlotte ¿o sí?; si ese fuera el caso... habré perdido la  apuesta.
«Ella debería estar enamorada de mí, yo no puedo sentir nada hacia ella» me dije.  
*O tal vez sientas más de lo que quieras aceptar*
Conduje a casa de Marcel con esa cuestión atormentando mi mente «Vamos Nicolás, no trates de engañarte a ti mismo» me había dicho Ty.
¿Será que eso es lo que de verdad pasa?, ¿me estoy engañando a mí mismo, por miedo a aceptar la verdad? ¿En realidad para qué estoy haciendo esto?  ¿Charlotte de verdad me importa? ¿O me importa más ganar esa apuesta?

˜***˜

¿Apostamos?Where stories live. Discover now