Fuego frío

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Desperté atado en la espalda de Erick, la cinta que nos mantenía inmóviles aprieta mis costillas haciéndome perder un poco el aire y el lazo que ataba mis muñecas estaba tan duro que llegaba a quemar la piel

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Desperté atado en la espalda de Erick, la cinta que nos mantenía inmóviles aprieta mis costillas haciéndome perder un poco el aire y el lazo que ataba mis muñecas estaba tan duro que llegaba a quemar la piel.

No pude ver el rostro de Erick pero por su falta de conversación sabía que estaba inconsciente. El tipo de la máscara se da cuenta que despierto y empieza a explicar:

— Amo ver gritar a la gente, creo que nadie soporta más de 15 minutos gritando, el hombre es débil, tan débil que hasta el más fuerte termina suplicando. Sólo espero que nunca olvides el rostro de súplica de tu esposa, la saliva saliendo de su boca, sus ojos resaltados por el color de sus lágrimas, su cara tan roja por el flujo de sangre que provoca al abrir tanto la boca. Es un arte, nadie puede crear sufrimiento con tanta pasión como yo.

Se acerca a mí y me da un par de palmadas en las mejillas. 

— Tomas, Tomas, Tomas. ¿Dónde está el maletín?

— Púdrete...

—Me lo pones divertido...

Ángel se aleja dándome la espalda, y se mete al pasillo de las habitaciones, un lugar no visible desde mi ángulo, saliendo con Noha a empujones. El rostro de mi hija estaba hinchada de tanto llanto, Ángel había tapado la boca de Noha con una tela haciendo de su llanto mudo. Con las manos atadas, Ángel empuja a Noha tan fuerte haciéndole caer boca abajo al suelo. 

— No por favor, es mi vida, no le hagas daño...

— Dame el maletín

— ¡Yo no sé dónde está, Erick sabe, él tenía el maletín!

— ¿Erick? que raro, me suena familiar su nombre, es como si lo conociera...

Ángel levanta el rostro de Erick sujetando con descaro su barbilla. Estaba a punto de decir otro discurso cuando el llanto de Noha la interrumpe haciéndole enojar.

— ¿A caso es lo único que sabes hacer?

Noha se levanta y trata de huir, pero Ángel lanza otra de sus agujas paralizándole la pierna dejándole caer torpemente.

— No, no, no, espera, por favor, ten piedad...

— ¿Piedad? pedí el maldito maletín, ¡estoy perdiendo la paciencia!

— ¡Erick, él sabe, lo prometo!

Ángel se acerca a Erick mientras saca su cuchillo, se hinca frente a él, y entierra el cuchillo en su hombro derecho. La acción fue tan lenta que Erick despierta dando un enorme grito.

— Buenos días. Mírate, estabas tan guapo, ahora, tienes los ojos tan hinchados que llegas a dar risa. Y tus labios,  parecen de un Acorazado jajaja debería matarte y hacerte un favor

WaterSeed: Bienvenido a CasaWhere stories live. Discover now