Tomas tuvo que cambiar su forma de vivir. Él sabía lo arriesgado que sería, lo tanto que sacrificaría y el cambio negativo que se plasmaría en su vida; Tomas sabía lo que perdería pero él sabía lo que quería: Recuperar su antigua vida.
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— No tienes ni puta idea Jair...
—Creí en tu poder Elsa, por alguna razón no acabé contigo como con el resto...
— A mí no me engañas rata mentirosa, sé que el trabajo sucio lo hizo tu noviecita, tu eres demasiado cobarde como para ensuciarte las malditas manos.
Todos me temen. Con esfuerzo y dedicación llegué a donde estoy, pero, aspiro a más. Siempre me gustaron los cuervos, los acompañantes de la muerte, "donde vez cuervos, hay muerte" y el día de hoy los cielos de BlueCity fueron dominados por sus sombras. La reina del dolor no vino de visita, está aquí para quedarse y si es necesario, arrancar sus almas de su pobre corazón.
La rata de Jair no sabía qué hacer. Sus matones estaban muertos y mi katana estaba tan sucia que parecía ser un pincel que después de tanta inspiración el artista termina su obra con satisfacción. No conozco con exactitud el placer del arte, pero, cada que uso esta hermosa Katana mi alma florece, el poder, está en mis manos.
— ¡Espera! No puedes matarme Elsa, tengo...
—Mi nombre no es Elsa, idiota.
— Sí, el mío no es idiota...
—Dame una maldita razón para no arrancar tu cabeza del cuerpo... rata, estúpida.
— Jajaja... tu humor, nunca fue bueno, pero sabemos, qué tengo algo que te puede interesar mucho ¿no?
— ¿Sí?, habla antes de que mueras desangrado...
— ¿De qué habl... ¡Hija de puta!
La katana siempre fue silenciosa, poderosa y sobre todo dolorosa.
— ¡Por favor, quita esa cosa de mi pierna!
— Vale...
— ¡Nooo! ¡Por favor... deja de hacer eso!
Jair tenía un agujero en la pierna y ahora en el hombro. El pobre no sabía que lo estaba disfrutando, mucho menos sabía que no venía a negociar, sino a matarlo.
— ¿Qué tanto es lo que tienes que me puede interesar y... salvar tu vida?
— Sé que te dieron el psicópata blanco... sé que eres... inmortal...
