los diarios de Yon

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capitulos largosssss

Capitulo 49 los diarios de Yon.

ANTIGUA GRECIA

Ya era entrada la tarde pero Athan se encontraba cuidando de la tumba de su amiga, Aurora, y del Abel.

Había pasado unos meses desde que ayudo a Isaac a escapar de Grecia y como ambos temían la manada, o lo que quedo de ellos tuvieron visitas de otros cambia formas. Lo bueno es que no lograron nada ya que lo que Isaac y toda su manada dejaron atrás fue la marca de la familia tallada en el árbol. Muchos de los supuestos atacantes no estaban muy contentos que digamos y los pueblos vecinos sufrieron de su ira. Lo único que pudo hacer Athan fue resguardar las tumbas para que no fueran profanadas. Hubo un acercamiento pero al intruso seguramente le quedo bastante claro que no debía llegar a aquel lugar por nada en el mundo.

-Aurora- murmuro –parece ser que ya se acerca el final de nuestra era- comento mirando el atardecer –hay un aire de cambio- suspira – si estuvieras aquí lo sentirías y nos reiríamos de mi locura por lo que estoy diciendo- sonrió –me dirías que eso no pasara hasta dentro de mil años pero Aurora lo siento en los huesos, algo está cambiando y por primera vez en la vida, creo que es la primera vez, tengo miedo yo no sé qué hacer como enfrentarme a esta paz que se siente en el aire- confeso.

Athan no sabía cómo explicar lo que sentía, eso era verdad. En toda su existencia siempre estuvo rodeado de guerras. Si no eran guerras entre dioses, eran entre los humanos pero el viviendo alejado de todo eso no se preocupaba, lo veía a la distancia, lo sentía a través de la tierra pero ahora la paz reinaba en el aire y se sentía intranquilo, era algo a lo que no estaba acostumbrado.

-como decía esta paz no promete nada bueno- exhalo pesadamente.

La oscuridad se instalo en el bosque, el cielo se colmo de estrellas pero la gran perla blanca faltaba en el firmamento. ¿Le preocupaba? No en realidad, posiblemente la diosa tendría cosas de las cuales ocuparse, uno de ellos es velar por su familia y otra es hacerse a la idea de que su hija ya no se encuentra en este mundo.

Observo el mar, demasiado calma se sintió, el viento era tranquilo siendo que el invierno se despedía para dar paso a la primavera. No su hermana ascendería para pasar su tiempo estipulado con su madre. Deméter y Perséfone, la única familia que le quedaba aun estando lejos y en lugares completamente inimaginario, la diosa dando tumbos por su territorio llevando a cabo sus tareas y la otra viviendo en el inframundo junto a su marido Hades, al cual pintan de malo en toda la historia, según los humanos pero él conocía lo que había pasado, lo sabía pero solamente que se encontraba feliz, por así decirlo, por su hermana. Uno de los dos puede permanecer junto a su amado por la eternidad.

Athan acomodo su abrigo, volteo la vista a la fogata que había armado en la arena a pocos metros de la tumba de Aurora y Abe, el fuego se estaba extinguiendo y debía ser avivado. Se acerco para encontrarse con una sorpresa, del otro lado de la fogata se encontraba su fiel compañero eterno, el lince, aquel que su madre le había dado cuando ocupo su posición luego de que su padre parase a la otra vida, su rol como rey de la tierra. El animal estaba descansando junto a lo que quedaba de fuego, temblaba un poco pero era comprensible había hecho tantos viajes de ida y vuelta que debía de estar exhausto.

-bienvenido- dijo Athan al animal y este solo elevo la vista sin mover ni un poco la cabeza del suelo –estas cansado lo sé- se acerco y colocándole un trozo de cuero para abrigarlo –debes tener frio mi amigo- avivo el fuego una llama grande apareció iluminando bastante zona. Tomo un tazón, lo lleno de agua y lo acerco al animal el cual no tardo en meter su cabeza para saciar su sed. –si que estabas sediento- se rio. Tomo un poco de pan y un trozo de carne asada el cual se lo tendió al animal siendo devorado con rapidez.

LUNAWhere stories live. Discover now