Burlas inecesarias...

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Ambos chicos no tardaron en llegar al Taller, donde, de manera cuidadosa, Jack dejo a Deina de pie en el suelo, antes de que esta fuera atrapada en un abrazo asfixiante de Hada.


– ¿Te encuentras bien, Deina? ¿Tienes algún daño?– pregunto la Guardiana, preocupada


–Ah... Yo estoy bien Hada, solo tengo un poco de resaca...– dijo la chica un tanto sorprendida ante la reacción de la Guardiana de los Recuerdos


–Que bueno que te encuentres mejor, Colega, todos nos preocupamos mucho por ti– menciono Conejo, haciendo sonrojar de la pena a la castaña


–Lamento eso... Yo... Aun no se como manejar mis emociones...


–Lo entendemos– dijo Norte con una sonrisa comprensiva mientras colocaba una mano en su hombro –Deberías ir a ver a Elena, no ha dejado de preguntar por ti desde anoche– la chica asintió antes de irse, siendo consiente de que Jack la seguía con la mirada, por lo que no pudo evitar sonreír antes de desaparecer de su vista.


–Tranquilo con esa mirada Frost, la chica podría darse cuenta de que le interesas...– bromeó Conejo, ante la leve risa de los demás


–No veo cual sea el problema, ella ya lo sabe– dijo el peliblanco con una sonrisa arrogante


–Cuéntamelo todo ahora mismo, yo debo de saber esa historia– dijo Hada con emoción. Jack rio ante ello, antes de contar lo que había pasado entre la Hija de la Luna y él hace unos momentos...











–Me entere de que alguien estaba preguntando por mi...– dijo Deina en cuanto abrió la puerta. Elena y Evan elevaron la mirada, sorprendidos de escuchar a su amiga castaña.


– ¡Deina! ¡Estás bien!– chillo Evan antes de correr a sus brazos y abrazarla con fuerza


–Claro que estoy bien cariño, los Guardianes hicieron un buen trabajo cuidándome– dijo dándole un beso en su sonrojada mejilla


– ¿Los Guardianes o un considerado Guardián de ojos azul intenso que no deja de estar detrás de ti?– pregunto Elena burlonamente. Deina se sonrojo levemente antes de aclarar su garganta.


–Ya deja de decir incoherencias Elena...


–Yo no digo ninguna incoherencia, solo la dulce y sincera verdad de mi corazón.


–Sí, claro, sobre todo eso– dijo la chica rodando los ojos y depositando en el suelo a Evan, que luego fue a jugar con unos muñecos que, supuso Norte le había dado.

Fillie de la LuneWhere stories live. Discover now