Ella se levanta

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Basha paró frenéticamente en el callejón donde sin pensarlo dos veces abrí la puerta de su camioneta, una oleada de mareo me envolvió y me ladeé de un lado nuevamente, para mi suerte, Basha apareció y me sostuvo. Le indiqué el camino y fuimos directamente al piso de Adam. Lo abrió de una patada. La habitación estaba ligeramente iluminada por la luz del foco amarillo que colgaba del techo, y cerca de la ventana tapiada se encontraba Adam. Pero no estaba solo. Ruby estaba con él, ambos estaban en medio del cuarto preparando algo, había una manta en el suelo y comida servida para dos, había una vela encendida en el centro y unos almohadones cómodamente puestos alrededor.

Al instante ambos me miraron fijamente: Ruby no parecía estar muy complacida ante la repentina interrupción y Adam me contemplaba con cierta...desesperación. Cuando se fijó en Basha, Adam se apartó bruscamente de donde estaba, despertando en él un estado de alarma mientras no dejaba de mirarlo atentamente como si fuera una amenaza.

—Él me ha salvado —anuncié al instante—. Dave es el verdadero enemigo, ha estado fingiendo todo este tiempo para espiarme. Basha me ha ayudado a escapar de él.

Basha me sujetó en sus brazos y me ayudó a llegar al sofá, donde me recostó. Mis nauseas aumentaron al igual que mis mareos, pero logré resistirlos.

—Está bien —dijo Ruby, paseó la mirada entre Adam, Basha y yo—. ¿Qué demonios ha pasado? —preguntó.

Me limité a mirar a Adam. Él por otro lado, no me miraba. Permanecía callado, con la mirada incrédula hacia Basha. Yo miré hacia la manta en el suelo y me pregunté, sin poder evitarlo, si lo había preparado por mí.

—¿Por qué estás tú aquí? —Ruby seguía alerta.

—Los cazadores están buscando a Nina —respondió Basha en seguida, y se arrodilló a mí lado—. Y mi hermano está con ellos.

El rostro de Ruby se quedó lívido por un instante, miró a Adam y luego a mí.

—Es una larga historia, pero tengo que volver a casa —dijo Basha, y me miró—. Tengo que saber lo que está pasando, lo cual dudo mucho que sea algo bueno.

Un pensamiento de horror y perturbador me daba golpes en la cabeza. Todo este tiempo pensé que la persona que de verdad me haría daño y escondía cosas era Basha, pero Dave me había engañado.

—Si vuelves ¿Pueden hacerte daño? —le pregunté—. Ellos sabrán que los has traicionado.

—Debo irme, Mason. No tengo opción —dijo—. Y espero que cuando regrese, tú todavía estés aquí.

Se puso de pie.

—Espera. —Agarré su muñeca para detenerlo un momento más.

No estaba realmente segura de lo que quería decirle o por qué quería retenerlo. Solo era consciente de que, si lo dejaba ir, se expondría al peligro de su padre. Y no quería.

—Mi familia... —dije.

—Los mantendré seguros por ti.

Basha estaba inclinado hacia mí mientras me miraba fijamente. Y sin decirme nada más, se marchó. Quedándome con el agradecimiento en la punta de la lengua.

En seguida, las miradas de Adam y Ruby me acosaron.

—Antes de que digan algo...

—Me alegra que estés bien —interrumpió Adam, y se sentó junto a mí—. Fue una mala idea, lo sabía. Separarnos fue una mala idea que no volveré a cometer. Desde ahora en más permaneceremos juntos, ¿bien? Nos cubriremos la espalda. Has tenido suerte de que Basha tenga tendencias samaritanas, pero no podemos quedarnos aquí por mucho más tiempo.

La Marca©Where stories live. Discover now