~La aldea~

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12 horas más tarde llegaron a aquella escondida aldea.

Hanna: Debemos buscar algún lugar donde escondernos y pasar la noche. Está atardeciendo.

Livia: Y también tenemos que encontrar algo de comida. Iré por los puestos haber lo que puedo coger. He cogido algo de dinero antes. Encargate de buscar cobijo. Pon tú arco o espada en la puerta, así sabré dónde es.

Hanna: Está bien. Ten cuidado de que no te vean. Toma, llévatela. - le dio la espada.

Hanna buscaba por cada rincón de la aldea cobijo, pero al parecer todas las viviendas estaban habitadas. Se sentó en una roca agotada, y fue entonces cuando descubrió una casa abandonada al final de la aldea.

Finalmente decidió adentrarse en ella. Sólo tenía una pequeña habitación y un establo, pero sería más que suficiente. Puso el arco en la puerta. Encontró paja de los animales e hizo dos montones que harían de cama en el suelo de la habitación. Después se dispuso a hacer fuego para calentarse.

Livia: ¡Hanna, soy yo! - gritó desde la puerta. Hanna le abrió la puerta, la dejó pasar y cogió su arco.

Livia dejó la fruta que traía en los brazos en una vieja mesa.

Hanna: ¿Cómo te ha ido? - le preguntó mientras mordía una manzana. Su compañera suspiró y se dejó caer en la silla que había al lado del fuego.

Livia: Sinceramente, ha sido bastante complicado. Parece que los árboles son demasiado altos y gracias a la espada e podido cortar algunos troncos para conseguir la comida.

Hanna: ¿Te han visto?

Livia: No, no lo creo. Había poca gente y dudo que sepan quién soy.

Prosiguieron comiendo en silencio.

Livia: Hanna - la llamó.

Hanna: ¿Qué pasa?

Livia: ¿A dónde nos dirigiremos primero, al muro o a Invernalia?

Hanna: Quiero ir al muro. Ni te imaginas las ganas que tengo de volver a verlos. Además, ellos nos podrán ayudar con todo esto.

Livia: Lo qué tu quieras.

El silencio volvió a inundar la habitación hasta que se oyeron grandes voces en fuera.

Hanna se levantó y con cuidado abrió la puerta. Podía ver a la gente pidiendo auxilio y llamas por doquier quemando todo lo que había.

Hanna: ¡Livia! - gritó asustada. Su amiga no tardó en ponerse a su lado. Cuando visualizó todo su cara se descompuso.

Livia: ¡No pueden hacer esto, son inocentes! Seguro que vienen a por nosotras y han incendiado todo esto para que salgamos de aquí.

Hanna: ¡Tenemos que ayudar!- Livia asintió y ambas corrieron ayudar a las personas a subir a unos pequeños barcos que se encontraban en el río junto a la aldea.

Así estuvieron hasta asegurarse de que todos los inocentes estaban a salvo .

Lima: gracias por vuestra ayuda princesas, ahora huid de aquí, rápido.-les dijo la jefa de la aldea.

Livia: Hanna, vayamos ya a por las cosas de la cabaña.

Hanna:sí- llegaron hasta ella y cogieron todo lo que pudieron.

Livia:¿Algo más?

Hanna: No hay tiempo, debemos salir de aquí cuanto antes. Menos mal que encontré refugio al final de la aldea, sino estarías en llamas ahora mismo.

Livia: ¡Hanna, por aquí!- gritó mientras saltaba por una ventana.

Hanna cogió su arco y salió después que ella. Comenzaron a correr sin rumbo por el bosque, alejándose de las llamas hasta que un grupo de guardias las rodearon.

Jaime: ¿Ahora que pensáis hacer? ¡Estáis rodeadas! - su mirada de furia paró en Livia- ¡Tú, traidora! Sufrirás las consecuencias. Te quitaré mi apellido, una traidora como tú no lo merece.

Livia rió con amargura y cuando iba ha decir algo un soldado le tapó la boca. Ella se movía para que la soltara.

Joffrey: ¡Y tú te casarás conmigo!-dijo acercándose a Hanna.

Hanna: Eso ni lo sueñes.-le contestó a la vez que le pegaba una bofetada en la cara .

En ese preciso momento, Livia le mordió la mano al soldado y la soltó, y ambas comenzaron a correr deprisa.

Joffrey: ¡Atrapadlas!

Entonces todos los soldados apuntaron con los arcos hacia ellas y se acercaban a cogerlas.

Cuando las tenían en brazos, un lobo y un tigre l salvajes aparecieron de la nada y empezaron a luchar con los soldados para que soltaran a las dos.

Todo el ejército salió corriendo y dejaron a Hanna y Livia en el suelo.

Los animales se acercaron y ellas retrocedieron. Estos se acercaron más y más y ellas cerraron los con fuerza y  Livia suplicaba que no les hicieran daño, puesto que Hanna estaba un poco más acostumbrada a los animales salvajes.

De pronto los animales comenzaron a lamerle la cara causándoles cosquillas a ellas.

Hanna: Uf... Pensaba que nos iban a atacar. - dijo acariciando al lobo negro

Livia: Yo también. - Se puso de cuclillas para mirar al tigre de color rojizo- Gracias, nos habéis salvado.- y este se volvió de un color entre blanco y naranja.

Hanna lentamente acercó su cara hasta el lobo y ambos juntaron las caras a modo de unión y de repente se tornó blanco azulado.

Juego de tronos: Las herederasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora