"horas, no minutos"

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Dejé que TaeHyung y YoonGi siguieran de amigos en la piscina. En cuanto a mí, fui directo al bar del hotel y pedí el trago más fuerte que tuvieran. Escoció mi garganta como si me estuvieran fusilando en ese preciso momento, pero no era nada comparado con la vergüenza que sentía.

Se suponía que era mi luna de miel con el pelirrubio, no entendía por qué Kim tuvo que venir a arruinarlo todo. Es mi amigo, gracioso y un chico estupendo, pero no era el momento más adecuado para venir a "animar las noches", de eso me podía encargar yo sin la ayuda de nadie.

De pronto, mientras bebía, sentí una mano delicada en mi hombro. Supe de inmediato que no era YoonGi, él sólo iba y gritaba mi nombre, o me golpeaba amistosamente en el hombro. Algo a lo que estaba muy acostumbrado a pesar de ser mi pareja.

Giré mi cabeza lentamente y me encontré con una chica rubia, más o menos de la misma estatura que mi adorable esposo, pero con unos ojos grises muy profundos y bonitos. Sin embargo, era muy femenina y seductora; no tenía la gracia y simpatía que desbordaba mi YoonGi.

- ¿Qué hace un chico como tú bebiendo a estas horas? ¿Quieres que te acompañe? -Debía tener más de veinte años, se le notaba en la mirada y en la voz. Además, parecía dispuesta a todo por que la invitara una copa.

No me apetecía hablar con ella, pero tampoco estar solo bebiendo como un condenado horas después de bajarme de un avión, así que no reclamé cuando ella se sentó en la silla que estaba a mi lado.

- ¿Cómo te llamas? -preguntó. Me miraba de arriba abajo, analizando la ropa cara que la madre de YoonGi me había regalado para el viaje. Seguro pensaba que era su día de suerte.

-Christian -mentí-. Christian Park.

-Soy Arabelle Black. -Traté de disimular mi asombro lo mejor que pude.

Me dijo su nombre sin habérselo preguntado; y de saber que se llamaba Arabelle, tampoco lo hubiera hecho.

-¿No eres de aquí, Christian?

-No, soy de Australia. -Cada vez se acercaba más hacia mí y recargaba todo su pecho sobre el mesón del bar, su escote resistía todo lo que podía por no reventar frente a mí.

-Yo soy de... -Comencé a odiarla tan rápido como hablaba.

Entonces, cerca de la entrada al bar, divisé la melena rubia de Min. Ya no estaba con Tae y parecía algo perdido, seguramente no sabiendo a dónde ir o qué hacer.

Deseé que dejara de lucir como un niño extraviado para que me rescate de la bruja que tenía a mi lado, que se las arreglaba para seguir hablando de sí misma sabiendo que no la estaba escuchando. Pero YoonGi no era así, él era un chico todavía.

Y no sabía si amar u odiar esa parte de él.

Finalmente, me vio. Y agradecí la distancia que nos separaba, porque pareció que un aura oscura lo rodeó de repente y que todo su rostro reflejaba furia. Ni siquiera esperó o esquivó a las personas que se le cruzaban, encaminó a toda prisa y con decisión hacia mí.

Le sonreí como nunca cuando estuvo lo suficientemente cerca como para distinguir las expresiones de mi rostro, le dediqué la sonrisa más inocente y a la vez burlona del mundo. No planeé causarle celos, pero era una pequeña venganza por lo de TaeHyung.

- ¡JiMin, cariño, te estaba buscando! -exclamó. Arabelle se dio vuelta a mirarlo y se tapo la boca para reírse del pelirrubio.

Eso no me lo esperaba, YoonGi tampoco. Pero me enfadó muchísimo.

Se había burlado de la camisa floreada de mi pareja, de la misma camisa que yo elegí para él.

-No admiten niños en el bar, ¿por qué no te vas a buscar a tus padres en la piscina? -soltó, desdeñosa.

cásate conmigoWhere stories live. Discover now