"¡¿USTEDES, QUÉ?!"

8.8K 1.2K 272
                                    

[maratón 1/3]



Al bajarnos del avión, sostuve con fuerza la mano del pelirrubio. Estábamos de vuelta en Corea, desde ese momento comenzaría nuestra vida juntos.


Cuando salimos, un grupo de personas con carteles coloridos nos esperaban. Allí vimos a TaeHyung, JungKook, HoSeok, KiHyun, las chicas, mi madre, mis suegros y SunHee. Corrimos juntos a abrazarlos, sin soltarnos de las manos.

-¡Ya están aquí! -exclamó la menor-. ¡Van a amar la sorpresa!

-¡SunHee! -gritaron todos al mismo tiempo.

YoonGi y yo nos miramos y reímos. Estábamos de vuelta en casa.

Tuvimos que irnos en dos autos separados porque eran demasiadas personas. Sin embargo, cuando ingresamos a los límites de Gangnam, Sun comenzó a desesperarse y a verse muy ansiosa. Kook la regañaba y le decía que no servía para guardar secretos.

Estaban todos muy raros, ocultando algo. Y recordé que Tae había mencionado en la luna de miel que nos tenían algo preparado.

-Esperen, la casa queda por la otra calle -declaró YoonGi de pronto. Observé por la ventana y le di la razón. Habíamos tomado la otra calle en la intersección que nos dirigía al centro de la ciudad.

Nos detuvimos frente a un edificio, al frente había un parque y los edificios vecinos eran una tienda y una pizzería. Aunque este parecía sin habitantes, pero con un jardín muy bien cuidado.

-¿Qué es esto?

-¡Sorpresa! -Exclamaron todos a coro. Mi esposo me apretó el brazo y me miró profundamente. Estaba pensando lo mismo que yo.

-¿Nos... regalan una casa? -inquirí, aturdido.

-Sólo para ustedes, para que hagan todas sus perversiones con intimidad...

-¡Tae oppa, no quería saber eso! ¡Podía vivir sin esa imagen en mi gente! -le reprendió la pequeña.

Le dediqué una mirada amenazadora a Kim, para que se callara y no metiera la pata. Pero terminamos riéndonos.

Entramos y tenían todo preparado. Había muebles, las paredes pintadas, decoración, de todo. Incluso ya habían mudado a Nana y a Asesino, que se miraban celosamente cada uno desde un ángulo de la casa.

-Gracias. Está... No sé cómo describirlo... -Suspiró el pelirrubio. Seguíamos sin soltarnos de las manos.

De a poco se fueron despidiendo, para que nos adaptáramos a nuestro nuevo hogar. Kook prometió venir a visitarnos mañana, Jin vendría en la noche a dejarnos unas cosas que nos compró y HoSeok tenía una cita con SooYoung.

Todos se marcharon, menos TaeHyung y JooHyun.

-¿Qué sucede? -le preguntó Yoon al castaño. Lo conocía mejor que yo, a pesar de que bromeáramos todo el tiempo. Se veía distraído y pensador, al igual que en las islas. Algo bueno no podía ser, se veía muy asustado.

-Les quiero anunciar algo -contestó.

-¡Oh, mira que hora es! Hora de irnos -espetó la chica. El pelirrubio los miró con detenimiento, analizando cada movimiento y gesto de sus amigos.

Al final, JooHyun arrastró al castaño y se lo llevó. Mi adorable chico sólo me miró y negó con la cabeza, en señal de que no quería hablar del tema.

Revisamos la casa de arriba abajo, era de dos pisos y muy espaciosa, también tenía cinco cuartos cuando nosotros sólo utilizaríamos uno.

-Tal vez para las visitas -alegué.

-Tal vez para nuestros hijos, idiota. Mamá quiere nietos de inmediato. -Bufó. Me reí de él y le contagié la risa, era absurdo. Yo amo a YoonGi, pero no estábamos preparados todavía-. Por favor, dime que nos reímos de lo mismo, porque no quiero tener hijos aún.

-No te preocupes, estamos en la misma sinfonía. -Me besó y acarició mi cabello, últimamente le gustaba mucho hacer eso.

La cama era cómoda, pero no hicimos "nada". El viaje nos tenía agotados y además, tenía ganas de dormir abrazado a él, como antes de casarnos. Sólo por el simple hecho de sentirlo a mi lado, de saber que era mío durante esa noche y que nadie más en el mundo lo podía tener de esa manera.

Al día siguiente, no teníamos nada que hacer. Nuestros padres se habían encargado de mudar todas nuestras cosas a la casa nueva, todo estaba ordenado y lo único en que gastamos tiempo fue en desempacar. YoonGi estaba de vacaciones y a mí ya me habían aceptado en la universidad.

Hasta que llegó Kim de nuevo. Debían ser las once de la mañana, el rubio no sabía cocinar, pero trataba de hacer algo decente para el desayuno mientras yo colocaba la mesa cuando el timbre sonó.

Otra vez lo acompañaba JooHyun, ella tenía las mejillas enrojecidas y el ceño fruncido. Él la obligó a entrar.

- ¡¿Quién es, JiMinnie?! -gritó Yoon desde la cocina. Salió de allí, y no se sorprendió de ver a ambos chicos del día anterior.

-YoonGi, JiMin, les queremos decir algo...

-Por favor, dime que tus impulsos no te dominaron. -Mi chico parecía saber lo que iba a decir Kim, pero en cambio yo no tenía la más mínima idea.

-Demasiado tarde para advertirnos -replicó la más baja, mostrando su mano y un anillo.

¡Era un anillo de compromiso!

- ¡TaeHyung, ¿qué hiciste?! -chillé. Estaba pasmado. De todas las locuras que él había hecho, esta era la peor.

-Lo mismo que ustedes -respondió de mala gana. YoonGi no decía nada, pero parecía pensar mucho la situación.

-¿Cuándo ocurrió? -preguntó al fin.

-Antes de que se fueran de luna de miel. -Esta vez habló la chica.

-¡Tres semanas, Tae! ¡No puedes casarte con alguien que conoces desde hace tres semanas! -Volví a exclamar. No podía creerlo, era absurdo. Él no podía casarse.

-Tiempo suficiente para enamorarse, ¿no? ¿Acaso YoonGi no se enamoró de ti en tres meses? -me recriminó. Iba a decirle algo, un millón de insultos para ser exactos, pero mi chico me detuvo a tiempo.

-Primero, conozco a JiMin desde los ocho años. Segundo, me gusta desde los catorce. -Eso no lo sabía-. Y tercero, ¿No será que alguien sólo se sentía abandonado o celoso?

Kim se mordió el labio y bajó la mirada.

-No me importa lo que digan. Me casaré en un mes con JooHyun, les guste o no. Sólo se los quise decir primero porque son mis mejores amigos y tú, mi amante. -Me apuntó con el dedo-. Y también para pedirles si YoonGi quería ser el damito de honor, pero si están así, mejor se lo pediré a KiHyun.

Se fue dando un portazo, pero se devolvió y tomó de la mano a la castaña, a quién había olvidado en su momento de rabia.

Ya solos, YoonGi y yo nos quedamos en silencio, sin saber qué decir.

Él conocía a su mejor amigo, y sabía que cuando una idea se le metía en la cabeza, no había persona en este mundo que lo convenciera de lo contrario, así que nos gustara o no, asistiríamos a una boda muy pronto.



cásate conmigoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt