Una divertida historia sobre un suceso alternativo en Candyfloss Kingdom

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Cuando el profesor Frances Albert Muffin se convirtió en algodón de azúcar, el Sr. Edward Sallow Syrup se decepcionó al ver a todos los niñitos que se alejaban de él y sus dulces algodones de caramelo.

En verdad, se desanimó, pero al ver pasar al pobre profesor Albert Muffin frente a él y los niños y niñas correteándolo detrás, trató de idear un plan.

Primero vació un barril lleno de jarabe de chocolate sobre el camino del profesor Albert para que los niños quedaran adheridos a su paso, pero el truco no funcionó, y los niños evitaron la trampa con los paquetes de dulces que tenían cada cual en sus bolsillos: los rociaron sobre el pavimento cubierto de jarabe y patinaron ingeniosamente sobre él, siguiendo al profesor.

El Sr. Edward Syrup se molestó y decidió poner en acción una treta más. Y es que en uno de los pasillos de asfalto, sustituyó todos los árboles de colores por algodones de azúcar de todos colores y sabores: manzana dulce, telaraña de caramelo, durazno, nuez, fresas, plátano... Y además, tras salir el profesor Albert Muffin corriendo por allí, el Sr. Edward Syrup se colocó a mitad del camino y distrajo a los niños y niñas, evitando el paso y diciendo en voz alta:

-¡Miren todos estos árboles de algodones de azúcar! ¿Qué tendré que hacer con ellos? No puedo comerlos todos yo solo.

Pero los niños y niñas no hicieron caso y, enojados, armados con graciosas resorteras miniatura, dispararon chispas de colores contra Edward Syrup, y este, tratando de cubrirse, finalmente sucumbió y cedió el paso a los niñitos, bajo una lluvia de colores acaramelada.

Enojado todavía más, no pudo evitar ver al pobre Albert Muffin sudoroso y vestido como una nube gigante y rosada, y dejó el asunto en manos del profesor Frank Boyles.



(Nota: Me divertí muchísimo e ideando esta historia porque me sirvió como un brevísimo descanso mental de mi pesado horario escolar, y otras actividades que nunca me han permitido escribir la historia principal. Se trata de una pequeña historia alternativa, como su nombre lo dice, a una narración mayor que nunca he podido escribir. Solamente yace en mi mente como una historia completa, acerca de un científico, el señor Frances Albert Muffin, que se convierte en algodón de azúcar, y pide ayuda entonces de su colega, el profesor Frank Boyles. La historia suena bastante extraña, pero en verdad contiene todo tipo de sucesos divertidos y entretenidos dentro de ella, como este. )

Minicuentos (edición especial)Where stories live. Discover now