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Había sido la primera persona que me había tratado bien durante tanto tiempo y eso hizo que mi corazón sintiese una increíble calidez en el pecho. Ver que seguía existiendo alguien con un corazón tan maravilloso, hacía que no perdiese la esperanza.

Él, era diferente; era un ser humano especial. 

De no ser así, no se habría acercado a mí, convirtiéndose en un gran amigo con el que había comenzado, aunque fuese un poco a olvidar mi mísera vida, jugando como nunca lo había hecho en mi vida.

Claro que, desde aquello habían pasado muchos años. Años en los que con el paso del tiempo, me había visto obligada buscar otro trabajo, porque mi tía, simplemente, había dejado de necesitarme en la panadería.

La excusa había sido absurda. Recuerdo que me había dicho que no podía seguir pagando mis gastos y mi alimentación, cuando ella, en ningún mísero minuto de su vida, me había dado nada; todo tenía que ganarlo por mi cuenta para no morir de hambre.

Ese mismo día, había decidido llevarme a una mansión, en la cual al parecer, tener cincuenta empleados se les hacía corto. Se trataba de la familia Neilshman, una familia adinerada que tiraba el dinero como yo haría con las piedras.

Mi tía antes de darme en manos del mayordomo de que había abierto la puerta, me había susurrado un seco; no la fastidies.

Y se marchó, dejándome como una maleta.

Ese día había sido el peor de mi vida. Si había acabado en este lugar había sido simplemente porque mi tía se había cansado de mi presencia en su casa, pese haber sido de gran ayuda en la panadería.

Siempre había creído que habría podido quedarme con ella toda la vida, ayudándola en el negocio, teniendo a un familiar de apoyo por siempre a mi lado.

Pero no.

Había acabado trayéndome a la mansión de los Neilshman para que trabajará como sirvienta, para librarse de mí.

¿Ven como no siempre se podía contar con la familia?

Triste realidad.

Aunque durante aquel momento, no había sabido que fue peor.

O el abandonó de mi tía o la sonrisa sardónica del niño que ahora me miraba desde la ventana.

Corazón Indomable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora