diecisiete;

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— ¡Kaminari-san! —Llamó Yaoyorozu, seguida de cerca de Kirishima y Todoroki.

El rubio se plantó en el borde de las escaleras, esperando a que estos las bajaran. La morena iba tan rápido que por poco se tropieza con sus propios pies y acaba en el suelo. Menos mal que los otros dos tenían los reflejos suficientes para evitarlo.

— ¿Qué sucede? —Ladeó la cabeza.

— ¿Qué has hecho? —Frunció el ceño y miró a los otros dos.

—Pregunta por Jirou. —Aclaró Todoroki.

— ¡¿Cómo has podido conseguir que vuelva a sonreír?! —Agarró a Kaminari de la camisa, zarandeándole de lado a lado—. ¡¿Por qué tú y no nosotros?! ¡¿Qué hemos hecho mal para que pase esto?! —Las lágrimas comenzaban a ahogar su voz—. ¿Qué le pasa a Kyouka-san? ¿Qué le hemos hecho?

La morena dejó sin palabras al rubio. Las miradas comenzaron a posarse sobre ellos y Todoroki se vio obligado a separar a Yaoyorozu de Kaminari.

— ¿Está Jirou bien? —preguntó el pelirrojo mientras su amiga seguía sofocada.

—Eso es algo que yo no puedo deciros. —Desvió la mirada a Todoroki, quien asintió al escucharlo.

— ¿Es nuestra culpa? ¿Le hemos hecho algo malo? —Yaoyorozu se secó las lágrimas con el dorso de sus manos.

—No, no es es-

—No me habéis hecho nada malo.

Los cuatro dirigieron sus miradas hacia las escaleras. El sonido de los pasos les indicaban que la suso dicha había estado escuchado.

La pelimorada, tan seria como siempre, se cruzó de brazos y dedicó una mirada más que ablandada a su antigua amiga.

— ¿Eso es lo que piensas?

— ¿Eh?

Jirou soltó un resopló mientras bajaba los escalones que quedaban para recortar la distancia.

— ¿Piensas que es culpa vuestra que me haya separado?

La morena asintió desviando la mirada. Todoroki apretó los labios mientras colocaba una mano en el hombro de ella.

—Era ext-

— ¡Teníamos que haber insistido más! ¡Dejarte sola fue un error!

—No es un error si era lo que quería. —Puso los ojos en blanco mientras se colocaba la bandolera en el hombro.

— ¿Y por qué Kamin-

—No lo sé. —Bufó.

—Podemos volver a ser amigas, Kyouka-san —murmuró la morena, agarrando sus manos—. Por favor. Te he echado tanto de menos...

Jirou se echó hacia detrás, buscando con la mirada al rubio. Él no sabía como reaccionar y tampoco quería meterse en medio, al igual que los otros dos chicos. Eso era algo entre ellas.

Fue entonces cuando la de cabellos morados comenzó a sudar, notando como sus piernas le fallaban. Todoroki y Kaminari reaccionaron al instante, evitando que cayera al suelo.

Su respiración había comenzado a alterarse y le lloraban los ojos. A duras penas podía coger bocanadas de aire.

— ¡Llamar a la ambulancia! —bramó el rubio ante los inmóviles Kirishima y Yaoyorozu.

No lo dudaron dos veces en sacar el móvil y teclear el número de emergencias. Todos temían por la chica.

De acero inolvidable; KamijirouWhere stories live. Discover now