dieciocho;

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— ¡¿Dónde está Kaminari?! —bramo nada mas levantarse como si de un mal sueño se tratara.

Nadie le respondió porque no había nadie en esa blanca habitación de hospital.

Ahogó un grito y se echó hacia detrás, recuperando el aliento poco a poco. Lágrimas comenzaron a salir por sus mejillas al darse cuenta que había fastidiado toda la tarde, volviendo a ese lugar tan asqueroso.

— ¡Jirou! —Se escuchó en el pasillo haciendo que la chica se levantara más rápido de lo debido.

Las ordenes del médico para que los chicos no entraran fueron ignoradas y los cuatro entraron sin problemas, viendo como su amiga se ponía a duras penas de pie. Kaminari se adelantó para evitar que ella cayera, seguido muy de cerca de Yaoyorozu.

—Lo siento —murmuró ella.

— ¿Por qué?

—He vuelto a tirar a la basura la tarde juntos. —Agarró con fuerza el brazo del rubio.

—Kyouka-san. —La voz de Yaoyorozu se rompió nada más soltar su nombre—. ¿Qué te sucede?

—Yaomomo, Kirishima, Todoroki... —murmuró bajando la mirada, siendo ayudada por Kaminari para volver a la cama—. Lo siento.

—Jirou, ¿estás bien? —El pelirrojo preguntó algo tan obvio que estuvo a punto de no contestar.

—Lo estaba hace unos años —murmuró.

Las palabras de Kirishima fueron interrumpidas antes de salir por el médico que intentaba echarles de la sala. Jirou escuchaba las súplicas de sus amigos sin saber como reaccionar, algo dentro de ella no funcionaba bien pero era algo distinto a lo normal.

Sin saber por qué lloró, lloró de manera sonora y descontrolada alarmando a las otras cuatro personas de la sala. Estos se callaron sin saber que hacer ante la reacción de la chica.

— ¡Ha sido su culpa! ¡Todo por intentar echarnos! —Justificó Kaminari.

Jirou notaba como se ahogaba con sus propias lágrimas, costándole aun más respirar. Como podía, se secaba las lágrimas con las mangas de la camisa mientras intentaba articular palabra alguna.

— ¿Por qué? —Todos sorprendidos le miraron—. ¿Por qué queréis quedaros a mi lado si la que se va a ir pronto soy yo?

Esas palabras golpearon a los cuatro jóvenes como puñales, fueran fuertes o no sus lazos con ella. La realidad era dura y para dos de ellos era todo una novedad. A Yaoyorozu se le escaparon un par de lágrimas que sólo Todoroki pudo percibir.

— ¿No se puede arreglar esto, doctor?

—La medicación y esperar un donante es lo único que podemos hacer, pero Jirou-san decidió dejar de tomar la medicación.

Yaoyorozu se quedó paralizada, procesando las palabras, antes de decidir reaccionar y dar un par de pasos hacia delante, afrontando a su amiga cara a cara.

— ¿Por qué?

—Duele esperar para saber que vas a morir. He aguant-

— ¿Por qué, Kyouka-san? ¿No puedes quedarte más con nosotros? —Las lágrimas comenzaron a ahogar su voz—. ¡Nos quedan muchas cosas por hacer juntas! ¡Y no soy la única que quiere estar contigo! ¿Verdad, Kaminari?

El rubio se sonrojó, soltando una risa nerviosa y apartando la mirada. Jirou desvió también la mirada, con un rojo parecido en sus mejillas.

—Si vuelve a tomarse la medicación ahora, ¿le hará efecto después de tanto tiempo? —Intervino Kirishima.

—Puede hacerle efecto. —Asintió el doctor.

—Lo harás, ¿verdad? ¿Intentarás quedarte con nosotros un poco más?

Jirou no quería afrontar a sus amigos, no quería volver al principio de todo, pero ahora que tenía una nueva razón para luchar, se había vuelto más débil, mucho más.

Buscó a Kaminari con la mirada, quién esperaba su reacción con una sonrisa cálida, esa que tanto le gustaba. Notaba como se derretía por dentro y como el calor aumentaba con sólo verle. Al principio pensó que estaba enferma, pero eso ya estaba en el pack antes de conocerle. Se había vuelto una debilucha y lo odiaba, tanto como perder su progreso.

— ¿Cuándo empezaríamos con las inyecciones? Creo que estoy lista para volver.

Los gritos de triunfo de los jóvenes inundaron la sala, se sentían como héroes en cierto modo por salvar a su amiga.

O solo por intentar salvarle, ya que el futuro era incierto.

De acero inolvidable; KamijirouKde žijí příběhy. Začni objevovat