diecinueve;

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— ¡Kyouka-san! ¿Hoy haces algo por la tarde?

Yaoyorozu no dudó dos veces en recorrer la clase hasta plantarse en su sitio, acompañada de las otras chicas ya enteradas del asunto de Jirou. La pelimorada dio un pequeño salto en el sitio al ver como su espacio era ocupado por sus amigas, apurada por no saber que decir ni hacer.

—Esto... —Desvió la mirada en búsqueda del rubio que sabía que estaba observándole.

— ¡Podemos ir a tomar algo! —Sugirió Ashido.

— ¿Por qué no vamos a dormir a mi casa? Puede ser buena idea. —La morena esbozó una sonrisa.

— ¡Eso sería genial! —Apoyó Hagakure.

— ¿Tu que opinas, Kyouka? ¿Puedes? —Tsuyu se llevó un par de dedos a la barbilla.

—Y-Yo...

—No pasará nada, ¿verdad?

—Jirou, ¿puedes venir un segundo? —Kaminari se las apañó para alcanzar el brazo de ella y levantarla con menos cuidado del que pensaba—. Os la devuelvo ahora.

Las chicas asintieron mientras ambos abandonaban la sala. El rubio decidió arrastrar a Jirou hasta la azotea, el único lugar dentro de la escuela donde sabía que ella estaría tranquila.

—Te notaba apurada y he decidido traerte aquí. —Se justificó.

—Gracias —murmuró apretando la mano de él—. No me acostumbro a volver a la normalidad.

— ¿Pero va todo bien? ¿Te estaban agobiando? ¿Necesitas ayuda? ¿Te tratan como alguien inferior?

Jirou retrocedió varios pasos, sintiéndose abrumada por las palabras del chico. Él mismo se dio cuenta y se calló al instante, apartando la mirada avergonzado.

— ¿Tienes algo que hacer esta tarde? —Se atrevió a decir la chica.

— ¿No vas a ir a casa de Yaomomo? —Jirou negó con la cabeza—. ¿No deberías? Ellas quieren volver a recup-

— ¿No ves que quiero estar contigo? Idiota. —Masculló sonrojada.

Él soltó una risa nerviosa rascándose la mejilla. No entendía porque ella quería gastar su tiempo con él en vez de con sus amigas pero, para que iba a mentirse, él también quería estar junto a ella.

— ¿Qué quieres hacer? —Sonrió él.

— ¿Quieres quedarte a dormir a mi casa?

—J-Jirou, no sabía que fueras de es-

— ¡Idiota! ¡Es porque mis padres no están y necesito a alguien que me ayude! —La chica le dio un golpe en el hombro—. ¿Y si me desmayo o algo?

Él asintió numerosas veces, no podía negarse a eso. Pasar tiempo con Jirou era una de las cosas que él también exigía.

— ¿Entonces voy a mi casa y luego a la tuya?

—Te acompaño —murmuró dando un par de pasos, acortando la distancia.

— ¿En serio? ¿No será un prob-

—Gracias.

Jirou dudó antes de abrazarlo, interrumpiendo sus palabras al instante. No sabía por qué lo hacía, pero sólo tenía ganas de hacerlo, no había más explicación. Él tampoco preguntó, se dejó abrazar y se dejaría abrazar más y más veces. Se sentía a gusto entre los finos brazos de su amiga.

De acero inolvidable; KamijirouWhere stories live. Discover now