CAPITULO 101 REENCUENTRO

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PERSPECTIVA: Tercera Persona


Año 1353 - Reino de Luthe - Aldea de Argoh...


—¡Haz que me mueva más rápido!.


La tranquilidad de las calles del poblado se ven opacadas por un carruaje que transitaba a una peligrosa velocidad, los aldeanos despavoridos huían apenas lo veían acercándose hacia ellos, pues solo una embestida bastaría para terminar seriamente herido o muerto.


Los imprudentes conductores del carro eran 5 hombres armados de atuendos ligeros de cuero y tela, forajidos liderados por un feo sujeto de 30, con una nariz grande y repulsiva, bigote desaliñado, dientes chuecos, rostro que denotaba a simple vista apariencia de idiota y cubría su cabeza con una bandana marrón.


— ¡Jefecito, creo que ya le perdimos! –Dijo uno de sus subalternos.


— ¡No estaré seguro hasta haberme ido de este reino! –Objeto el líder.


— ¡Pero jefe faltan muchísimos kilómetros y temo que el caballo ya está en las ultimas!.


El pobre animal comienza a perder velocidad de manera considerable, pues jadeada intensamente ya que estaba en su límite.


— ¡Estúpido caballo, no dije que mermaras la velocidad, muévete más rápido, tonto animal! –El líder azotaba furioso con un látigo al equino sin piedad.


Un proyectil metálico con la apariencia de lanza y el tamaño de una estaca destroza el atelaje que une al cabello con la carreta, separando al vehículo de tracción de madera del animal, el caballo huye a toda prisa al verse libre de la opresión del conductor.


La carreta sin su único medio de moverse con estabilidad, pierde el control y logra detenerse bruscamente al chocar contra un puesto de frutas, sus integrantes salen mayormente ileso, su líder se enoja al ver que sus planes no saliesen como él lo esperaba.


— ¡Ya me canse de huir!, ¡si quiere pelea, la tendrá! –Desenfunda una pequeña espada.


— ¡Pero jefecito, no tenemos posibilidad alguna de...!


—¡A callar que el jefe de jefes aquí soy yo!.


— ¡Pues mira que eres bruto como jefe! –Una lejana voz femenina le ofende.


—¿¡Quien dijo eso!?, ¡da la cara, maldito!.


Desde la altura de un techo, desciende de un ágil salto aterrizando a pocos metros de los forajidos, era el responsable de su persecución y quitarles el medio de su huida, se trataba de una semihumana.


Una joven loba antropomórfica en sus 14 años, de 165 centímetros de altura, un pelaje grisáceo, cabellera gris media larga y ojos grises, la chica vestía una armadura de piel vulpina que cubría tanto su torso y cintura (dejando la mitad de sus piernas y brazos expuesto), con atributos femeninos notables y su cola animal fácilmente transitable en su vestimenta, llevaba en su misma cintura sobre el atuendo que usaba una bolsa unida en cada lado (derecha e izquierda) que empleaba como morrales para guardar un número limitado de artículos que llevar consigo.

Metalord RevolutionWhere stories live. Discover now