Maldito, Rogelio

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Vicky.

¡Maldito Rogelio! Este es el tipo de decisiones que esperaba no tomar. Aunque Pedro me lo dijo yo soy su jefa. Resoplo de frustración, se supone que estoy leyendo los dos informes de las faltas. Estoy sentada en el lugar de Rogelio porque tiene mejor luz que en lugar que estaba sentada. Estoy molesta, no esperaba enfrentarme a esto en mi segundo día de trabajo, sabía que esto pasaría, pero no tan pronto. Aunque debo de aceptar que tal vez después sería más difícil, conociendo a los empleados. Aarón no dejaba de mirarme, estaba comenzando a ponerme tensa, ayer le dije que no éramos amigos y no lo somos, pero no puedo evitar pensar que al menos es un conocido.

No quiero arruinar la vida de ninguno de ellos, pero si salgo por esa puerta, llorando y diciéndole a Rogelio que no fui capaz, la que saldrá de la empresa seré yo.

Miro el legajo de Aarón, al parecer sus faltas son escapadas de su trabajo y lo han encontrado varias veces en escenas comprometedoras con su novia, también dice que es una persona que no puede mantener su boca cerrada y siempre contesta de una manera crítica y agresiva. ¡Maldito Aarón y su gran bocota! Le lanzo una mirada de desprecio, por ponerme en esta situación. Si tan solo fuera un poco más tranquilo, no estaría aquí y mi decisión sería más fácil.

Leo el otro informe del tal Felipe, sus faltas son sospechas de robo aunque no están realmente comprobadas, ha llegado alcoholizado, una discusión con su jefe directo e impuntualidad.

No sé qué hacer ¡¿Cómo rayos me metí en esto?! Pensé que mi día anterior había estado bien, pero esto era una locura. ¡No puedo hacerlo! ¡Estúpidos, ellos son los estúpidos!

Rogelio ahora sí que me la hizo, el muy maldito me dio como opción despedir a los dos, lo cual era bueno, así me deshacía de los dos y ya no tendría problemas. La otra opción era peor, que era la de despedir a uno, pero tendría que hacerme responsable del otro, si le daba esa oportunidad y fallaba, ambos saldríamos de la empresa. Entonces, la pregunta era. ¿Me quedo de responsable del aparente ladrón o el que es cachondo?

Estoy sudando, ha pasado mucho tiempo, ellos siguen mirándome y yo me hago la que sigo leyendo sus informes, pero ya los repase como cinco veces, y aun no sé qué hacer. No quiero ver su información personal, ver si alguno tiene hijos o una madre muy enferma, no puedo, simplemente no puedo despedir a alguien. Pero Rogelio no va a aceptar un no por respuesta, quisiera llorar.

¿Qué acaso no puedo vivir de ser modelo? Es buena vida, debería dejar ir mi sueño de ser empresaria y vivir con algo que al parecer hago bien. ¡Deja de divagar, toma una maldita decisión!

Respiro hondo, creo que he tomado una decisión, pero sigue siendo difícil.

-Aarón...

- No me despidas, no volveré a hacer nada de lo que dice en ese papel, ya no lo hago, son faltas de hace meses, bueno no de meses, tal vez de unos días... pero no lo volveré a hacer. Lo juro.- ¡ay, que no haga esos ojos de cachorro regañado! ¡Rayos, acaba de hacerlo!

- Déjame hablar. – asiente, Felipe está muy callado, de echo parece perdido, está mirando algo muy detenidamente. - ¿Señor Felipe?- parpadea, por un segundo pensé que se estaba quedando dormido.

- ¿Si?- cerré los ojos, ahí fue cuando la decisión fue más fácil. El tal Felipe apestaba a alcohol, con razón no había hablado y esa mirada que tenía había pensado que era porque estaba triste.

- Apesta- dijo Aarón y sonrío, él ya sabía que con eso ya las tenía de ganar.

- ¡Oiga, despierte!- le di un empujón a Felipe que estaba medio dormido. – Bien, este es el plan.

Quédate Conmigo #4. Dame una oportunidad. (Completa) Wattys 2020Where stories live. Discover now