Quédate Conmigo #4. Dame una oportunidad. (Completa) Wattys 2020

Segunda prueba

Vicky.

¡Maldito Rogelio! ¡Malditos trajes de Rogelio! ¡Maldito carro de Rogelio! ¡Maldito y hermoso departamento de Rogelio! ¡Maldito gato de Rogelio que me rasguño!

Estaba de un humor horrible, supongo que es, porque estoy despierta muy temprano un sábado. Debería de estar en mi departamento, ahora entendía porque en mi contrato decía que trabajaba seis días, aunque cinco decían empresariales y el sexto decía asistencia. ¿Qué rayos era asistencia? Ah, sí, hacer el aseo de mi jefe. Resople, mientras estacionaba el auto de Rogelio en el estacionamiento de su edificio enorme en donde vivía. Estaba muy enojada, primero había tenido problemas con los trajes de Rogelio que no los tenían listos aun y querían entregármelos el siguiente día, les dije que eso era imposible que mi jefe me mataría, la tipa que estaba atendiendo no le importo, hasta que su jefa salió después de escuchar mis chillidos, me pregunto quién era mi jefe y hasta ella se puso pálida, regaño a la tipa que parecía perdida en su mundo de fantasía y me dijo que lo trajes estarían listos en media hora. ¡Maldito Rogelio, todos le temen! No puedo dejar de maldecirlo, desde que lo conozco lo maldigo, bueno eso no es tan cierto, aún recuerdo al niño Rogelio.

Luego fui a lavar el auto, y lo dejaron horrible, tenía marcas de agua sucia en los espejos, tuve que pagar el doble para que lo dejaran a la perfección, mientras yo esperaba como una hora, sentada en un lugar en donde no había ¡Wifi!

Después fui a comprar su mandado, todo iba a bien hasta que no encontré el rollo que él quería, estuve tentada a comprar cualquiera, pero sabía que esto era una prueba y me iba a calificar, así que busque el estúpido rollo por tres tiendas, hasta que por fin di con él. Me salía humo de la cabeza, estaba segura, que pronto tendría un colapso y que terminaría golpeando algo. El auto de Rogelio olía a pino, tenía ganas de meter basura en todo su lindo carro.

Cuando llegue a su departamento, casi me caigo de la impresión. Su departamento es todo masculino, todo limpio por el servicio de limpieza que ha de tener. No pude evitar, darme una vuelta por todas las habitaciones. Deje los trajes donde pidió. Su departamento, estaba muy limpio, no como el mío, que parecía que vivía un vago ahí, me prometí hacer el aseo, justamente hoy, pero no puedo, porque tengo que limpiar el departamento de mi jefe. Rechino lo dientes. Entro a otra habitación o lo que pensé que era una, cuando me topo con el baño. Se me cae la baba. ¡Tiene un jacuzzi! Ahora si lo odio.

No hay nada fuera de lugar, se supone que tengo que recoger el desorden en su cocina, pero está más limpia que mis dientes. Es demasiado blanca que me ciega por unos segundos. Salgo al balcón para regar la planta que me dijo, me sorprendo cuando noto que es un rosal. ¿Qué hace Rogelio con un rosal? Es la única planta que tiene, es muy extraño. Me apuro a regarla y volver al departamento, odio las alturas, y estamos en el noveno piso, no pienso mirar hacia abajo.

Regreso a su habitación para encargarme de los zapatos que se supone dejo debajo de la cama para que los lustre. Me agacho y meto mi mano debajo de la cama, cuando siento un ardor en mi muñeca, la saco en seguida, para ver tres líneas rojas. Abro la boca sorprendida, me fijo debajo de la cama, para ver una bola de pelos negra con ojos azules.

-¡Jerry!- Rogelio me había revelado el nombre del gato, me dijo que siempre lo llamara por su nombre porque podía ser algo agresivo. ¿Algo? Casi me corta la mano. Nada está saliendo como yo esperaba.- ¡Sal de ahí de una vez!- se suponía que tenía que hablarle con dulzura, porque no estaba acostumbrado a las mujeres, igual que su dueño.- Vamos, gatito, ven con mami.- el gato gruño y yo me arrastre lejos de él. No quería que se aventara en mi rostro. Estire los zapatos y me aleje de su alcance, volvió intentar rasguñarme, pero fallo. No tenía que llevarme bien con él, ni siquiera acariciarlo, solo tenía que dejarle comida en su plato, lo cual ya había hecho.