Pocas veces yo me aferro, no porque no pueda, sino más bien porque no quiero.
Porque todo aquel que me ha querido se ha ido.
Todo aquello que he deseado se ha esfumando.
Todo aquello que he soñado ha sido eso, un sueño.
Por favor, no me pidas que me aferre a ti, porque yo puedo, pero tengo un corazón que pende de un hilo para seguir adelante. Y otro golpe, otra despedida y otra ausencia, no podrá soportar.
YOU ARE READING
50 cosas que todos hemos sentido
PoetryNacidas en las noches de insomnio y tristeza.