Las pesadillas se dieron cuenta del infierno que vivía cuando estaba despierta.
Los monstruos de mi habitación se dieron cuenta que ellos no eran los verdaderos monstruos.
Las sombras de mis sueños se dieron cuenta que necesitaba seguir soñando.
Entonces me dijeron: pide un deseo.
Y pedí no volver a abrir los ojos, pedí no volver a vivir los gritos, pedí no seguir existiendo.
Y ellos me lo cumplieron.