Capítulo II: Favores y pagos a ciegas

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Capítulo II: Favores y pagos a ciegas.

Jagger.



—La fiesta comienza en media hora —grita James pasando frente a mi habitación. No despego la vista del libro—. ¿Escuchaste, Jagger?

—Afortunadamente aún no soy sordo —respondo sin mirarlo.

—Entonces, suelta ese libro.

—Unas pocas páginas más.

La petición se vuelve imposible cuando James entra a mi habitación. Ahí se va mi oportunidad de adelantar la lectura sobre mi trabajo de investigación. Cierro el libro y rio viendo su camisa, es tan ridícula como muchas más de su colección de ropa.

— ¿Qué camisa es esa? —Me atrevo a preguntar.

—Una camisa llena de vida.

—Una camisa vomitada por un arcoíris.

—Lo siento, señor todo oscuro.

—Ni siquiera discutiré contigo. Puedes irte a la fiesta, iré por comida primero...

—Jagger van a llevarse a todas las nenas buenas.

—Dame tu definición de nenas buenas —pido, aunque puedo conocer a la perfección la respuesta que va a darme.

—Pequeñas ropas, bragas sexys, cuerpos candentes y mucha diversión.

—Tal vez deberías esforzarte de ese modo cuando presentas un examen en literatura.

—Jódete.

Tomo mi billetera, las llaves de mi auto y cierro la puerta de la habitación detrás de nosotros.

—Decide rápido, irás primero por comida conmigo o irás por tus nenas buenas.

—Lo siento, colega, pero las tetas ganan —Es una repuesta tan él que ni siquiera la juzgo. Con Jamie, la forma en la que todos llamamos a James, las tetas siempre ganan. Siempre.

No es que voy a fingir que no disfruto de mi cantidad justa de tetas, pero en mi vida tengo más prioridades aparte a de lo que él llama «nenas buenas» y aunque no soy un santo, y libremente admito que me gusta el sexo, me gusta pensar que tengo estándares que van más allá de que tan mínima son las prendas de ropa, o al menos, eso espero.

Mientras bajo y salgo de La fraternidad me doy cuenta que está bastante tranquila, pero ese es el caso porque la mayoría, seguramente, ya se encuentra en la fiesta o emborrachándose antes de llegar a ella, tal como sucede la mayoría de los viernes.

Decido comer afuera del campus, por lo que me dirijo a mi auto y en poco tiempo, tras emprender marcha, llego a un lugar donde las hamburguesas son la gloria y en donde la cocinera parece adorarme del mismo modo en el que le he tomado cariño en los tres años que llevó en la universidad. Me siento en la barra porque de esa manera podré hablar con ella y sus otros trabajadores mientras como. Igual que la mayoría de las veces, disfruto de una buena hamburguesa con su compañía a la vez que me hace preguntas sobre mi semana, los estudios y cómo me porto. Las cosas básicas que me hacen extrañar a mamá, a mi antigua mamá, ella solía hacerme estas preguntas.

Olivia, así se llama, junto a Marie se han vuelto personas muy importantes para mí, sobre todo la última. Marie es una mujer increíble que me da todo ese amor maternal del que he estado hambriento durante mucho tiempo.

Cuando decido que es momento de irme, ha pasado una hora y media. No estoy muy lejos de la universidad por lo que llego en pocos minutos, estaciono el auto y hago la caminata hacia la fraternidad donde se está realizando la fiesta. Ruedo mis ojos cuando veo a un tipo vomitando en los arbustos. Apenas entro a la fraternidad reconozco a casi la mitad de las personas por lo que me tomo el tiempo de saludar, negar cervezas que no sé quién rayos sirvió y declinar la oferta de una pastilla de éxtasis.

Contradicciones (#1 El Negocio)Where stories live. Discover now