Capítulo 2 : El primer día

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Llegamos a Sevilla el domingo a las 12:30 de la mañana, era una casa bastante grande, con jardín, como le encanta a mi padre. Cuando entramos vi a mi hermana corriendo para buscar el cuarto más grande, no lo iba a permitir; ya se quedó en la otra casa con el más grande.

Al final por suerte dí con el cuarto, era el segundo cuarto más grande por detrás del de matrimonio, que obviamente se quedarían mis padres. Tenía un cuarto de baño y un balcón que tenía unas vistas impresionantes. Cuando mi hermana llegó, aceptó su derrota con la cabeza bien alta y se fue. No pude evitarlo y me empecé a reír, esa cara me hizo mucha gracia.

Mi hermana se llama Sandra y tiene 18 años, este año acabará el instituto y entrará en la universidad de medicina, desde pequeña siempre ha querido dedicarse a ayudar a los demás, al igual que yo, no sé el motivo, será cosa de familia. Pero al contrario yo quería estudiar derecho. Una de las personas en las que mas confiaba era mi hermana, sabía que podía contar siempre con ella, aunque a veces se pasaba de sobreprotectora...

Con tanta prisa no había podido mirar bien el cuarto a fondo, era bastante amplio, la cama era enorme y tenía un escritorio con una televisión, que estaba junto a mi consola.A la derecha estaba una gran estantería con muchos de mis libros. Entré al baño y no pude evitar mirarme en el espejo. Nunca me he considerado feo, pero tampoco guapo, simplemente un chico del montón. Mido 1,75, tengo el pelo negro y los ojos marrones, tengo buen cuerpo, ya que practico mucho deporte, principalmente en el que me especializo es natación. Y poco más hay que contar sobre mí.

Me dispuse a deshacer las maletas rápidamente para ir a explorar un poco la ciudad, tampoco quería ir demasiado lejos ya que mi sentido de la orientación es nulo...

Terminé, me despedí de mi familia y salí a la calle a explorar, acababa de llegar y ya me gustaba mucho esta ciudad, todas las calles estaban adornadas con luces de todos los colores, era simplemente precioso. Como ya se estaba acercando la hora de comer decidí volver a mi casa, ya que tampoco iba a alejarme mucho más, no quería perderme en mi primer día en la ciudad...

Mi padre había contratado a una asistenta, para que mi madre ya no tuviera que trabajar en casa y pudiera estar más tranquila, ella era profesora, pero por suerte al pedir traslado no le dieron mi instituto, no quería que estuviese conmigo. Es un sentimiento extraño de explicar, no sé si era vergüenza, pero no quería que estuviese conmigo.

No tenía mucha hambre, estaba demasiado nervioso pensando en que mañana empezaba de nuevo... otra vez en un instituto nuevo donde no conozco a nadie. No creo que haga ningún amigo pero sinceramente ya me da igual, mi corazón está cerrado y en el peor de los casos no toleraré que se metan conmigo...

Estaba dispuesto a cambiar, estaba cansado de ser esa persona que se preocupa por los demás para luego recibir palos, no literalmente claro... creo que ya era hora de cambiar. El resto de la tarde preferí quedarme en mi cuarto leyendo un libro, hasta que a las 18:00 sonó el timbre y mi tranquilidad acabó.

Me asomé por el balcón y había una familia en la puerta, llevaba algo en la mano, creo que era una tarta, pero desde aquí arriba no veía bien, supongo que serían los vecinos.

-¡Miguel hijo, baja, tenemos visita!- bajé y me encontré a mi familia en el salón hablando con esas personas. 

-Hola, me llamo Miguel, un placer- No tenía ganas de hablar con nadie pero no iba a ser maleducado con mis vecinos.

-Oh, qué educado, mucho gusto me llamo María, este es mi marido Carlos y esta de aquí mi hija Ángela, al parecer vais al mismo instituto, mañana podriáis ir juntos, está solo a cinco minutos de aquí-.

-Eso sería una idea fantástica, él no conoce a nadie y así tendría a alguien con quien hablar- respondió mi madre, en ese momento no sabía qué responder, así que simplemente asentí.

If only (yaoi/gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora