Lexa
No para de llover y por tanto no paran de saltar ranas de todas partes, me dan escalofríos, creo que es una fobia o algo así, no me gusta sentirme débil por una tontería como esa y el imbécil del Roger ya lo descubrió, estoy segura que fue él quien puso la rana muerta en mi caja de herramientas ayer, pero me aguante para no gritar, eso debe ser retaliación porque se enteró que estamos estudiando los nuevos camiones con mis peludos. Lo voy a aplastar, voy a acabar con él en cuanto me dé oportunidad, claro está que en desempeño en el trabajo, soy incapaz de dañar a nadie, odio competir y este pelotudo me obliga a hacerlo.
Lo único bueno de las ranas fue que me saltaran justo esta noche en el baño y aunque he pasado un susto de madres, me han recibido los brazos de la dulce Clarke que me calmó, en realidad me deje consolar, es muy extraño que le permita a alguien ver mi debilidad, será porque ha comenzado a ser una buena amiga.
He llegado a la entrada del campamento y el guarda me detiene y no entiendo por qué, todos estos son nuevos en su puesto y seguro no me conoce.
- Señorita buenas noches, a donde se dirige por favor –me pregunta el vigilante con mucha seriedad-
- A mi habitación, la numero 16 – le confirme-
- Usted está viviendo con alguno de los trabajadores, es su esposa, es su novia?
- No señor yo soy la trabajadora – ahora sí que estaba desconcertada-
- Lo siento mucho pero no la puedo dejar pasar – pero qué mierda!, este que se ha creído!- tiene que autorizarla a entrar uno de los residentes.
- Señor, yo vivo allá adentro desde hace más de 1 año, trabajo en la mina, soy mecánica de mantenimiento, mi nombre es Alexandria Woods- le descargue toda la información como ráfagas-
- Señorita en el campamento solo viven hombres, no conozco que existan trabajadoras mujeres viviendo allí.
- Pero Señor verifique mi nombre, usted tiene que tener una planilla con la lista de los residentes, revise – sentía que el mapache furibundo emergía de mi-
- Un momento por favor voy a verificar – el pelafustán da media vuelta y entra a su cómoda caseta en tanto yo sigo mojándome bajo la lluvia-
- Aquí en la planilla dice que en la habitación 16 vive el señor Alexander - me lleva el me trajo con esta bola de idiotas, rebusco en mi mochila y afortunadamente tengo mi identificación-
- Lea bien, es Alexandria Wood y esta es mi identificación, mire que es idéntico el numero –el guarda leía y re-leía y no podía creerlo-
- Disculpe usted señorita por el error, tiene razón usted vive acá – eso siempre lo he sabido pelotudo- es que no estamos acostumbrados a que lleguen mujeres a trabajar a la mina.
Y por fin abrió la puerta y me dejo pasar, no le dije nada más, había sido un largo día, y mi capacidad de lucha y de abrirme camino en un mundo netamente masculino a veces simplemente se agotaba.
Al fin he llegado a las cuatro paredes que llamo casa, introduzco la llave en la cerradura de la puerta de mi habitación en el campamento y se me dificulta mucho entrar la llave, así que agarro el pomo para apoyarme pero siento que todo está pegajoso, tardo un poco en darme cuenta lo que sucede, un imbécil le unto pegamento a todo para fastidiarme la vida, con mi mojada camiseta limpio lo que puedo hasta que logro abrir la puerta.
- Roger eres un imbécil! – grito en la soledad de mi habitación para desahogarme y pateo la base de mi cama- Te odio, ya veras, te voy...te voy a hundir estúpido!
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Mi Patito Feo
RomanceDos mujeres, dos vidas, que se encuentran en el mismo camino en busca de un nuevo hogar y listas para conquistar una tierra desconocida. Alexandría mecánica de mantenimiento y Clarke maestra de niños, nada en común, pero aun así el amor aparece po...